ESPAÑA

Zapatero reprocha a Ibarretxe que hable ahora de economía y esconda su plan

Sostiene que en las elecciones del 1 de marzo hay que elegir entre un pasado nacionalista y un futuro socialista

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José Luis Rodríguez Zapatero irrumpió en la campaña vasca para hablar de lo que no quiere hablar el lehendakari Juan José Ibarretxe, de sus veleidades soberanistas. El líder socialista subrayó que el candidato del PNV se ha pasado cuatro años enredado con su plan soberanista y el referéndum sobre el derecho a decidir, y ahora, a las puertas de las elecciones del 1 de marzo, arrincona esos asuntos para hablar de la crisis y su proyecto social. «Eso es -dijo- que no tiene un proyecto sólido que presentar a los ciudadanos».

Rodeado de los líderes del Partido Socialista de Euskadi en Vitoria, Zapatero sostuvo que Ibarretxe «sólo tenía un proyecto, la consulta y sus cosas, y como eso ya no existe ¿qué va a hacer ahora, para qué va a seguir?» Por tanto, arengó a los asistentes al mitin, no es necesario «esperar cuatro años para hacer el cambio, hay que hacerlo ya». Se refería así a la seria posibilidad que tienen los socialistas de desalojar al nacionalismo del Gobierno vasco después de 29 años de ejercicio ininterrumpido del poder.

El cambio, prosiguió, lo encarna Patxi López, el candidato del PSE, pero para conseguirlo es necesaria una alta participación en los comicios, según los cálculos de los estrategas socialistas. Por ello, exhortó a los vascos «a votar, id a participar porque meter la papeleta en la urna es útil para combatir a los que denigran la política», en clara referencia a la ilegalizada Batasuna y su entorno. Rodríguez Zapatero consideró que por higiene democrática es necesario que el nacionalismo pase a la oposición y Euskadi tenga «un lehendakari que se ocupe de los problemas de la gente, y no que la gente se ocupe de los problemas del lehendakari».

Sostuvo que los socialistas concurren a los comicios «con la cabeza alta» porque se hizo «todo lo que estaba a nuestro alcance para alcanzar la paz», una mención al fallido proceso de paz que fue recibida con una ovación de los asistentes. Recordó que el PSOE y el PSE reaccionaron «con tranquilidad» ante «las críticas y las mentiras de algunos» sobre los intentos de acabar con la violencia, un proceso, sostuvo, guiado por «la prudencia y la templanza».

Dividir y unir

Explicó asimismo que fue «la prudencia» la que motivó su silencio ante las insistentes peticiones de Ibarretxe para abrir un diálogo sobre el derecho de autodeterminación de Euskadi al igual que el que mantuvieron los socialistas con Batasuna y ETA durante el proceso de paz. Una cautela que tampoco rompió en esta ocasión y dejó con un palmo de narices a quienes esperaban una respuesta. Zapatero indicó que el 1 de marzo no será un capítulo más de la dialéctica entre nacionalistas y no nacionalistas en el País Vasco, lo que estará en juego, afirmó, es la disyuntiva entre «pasado y futuro, entre un lehendakari conservador o un lehendakari progresista, con nuevas ganas y un nuevo impulso». El próximo presidente del Gobierno vasco, clamó, no debe dedicarse a «dividir», que es, a su juicio, lo que ha hecho Ibarretxe, sino que tiene que «unir, mirar hacia delante y hacia el futuro», y para esa tarea el candidato idóneo es Patxi López, que «ganará» las elecciones, porque los vascos ya saben «lo que ha dado de sí» el nacionalismo. El líder socialista comentó además que el PNV no podrá caer en esta campaña en el victimismo que ha empleado en otras ocasiones porque en los últimos cuatro años cada vez que Ibarretxe ha querido hablar con el Gobierno central ha sido recibido en el palacio de la Moncloa. «No sirve», por tanto, escudarse en el «Madrid no escucha, no dialoga» con el lehendakari porque siempre que ha querido ver al jefe del Ejecutivo lo ha visto.Zapatero alabó la capacidad del PSE para «hablar con todos» sean nacionalistas o no nacionalistas porque «no demoniza a nadie, a diferencia de otros (los nacionalistas) que excluyen» a los que no consideran de su cuerda y diferencian entre los que son vascos, condición que se atribuyen sólo a sí mismos, y los españoles, todos aquellos que no comulgan con el ideario del nacionalismo.