Desgraciado accidente

a muerte de medio centenar de personas en el accidente de avión de EE UU ha provocado una comprensible conmoción en un país donde los desplazamientos aéreos constituyen un medio de transporte asiduo y donde no se registraba un siniestro tan luctuoso desde 2006. La inmediata movilización de un equipo de doce especialistas para esclarecer las circunstancias de la tragedia debe garantizar una ágil y rigurosa investigación que permita despejar qué ocurrió con el vuelo estrellado; y también suavizar la desconfianza que aflora cada vez que un desastre de esta envergadura cuestiona la seguridad aérea. Las vidas perdidas y el dolor de los familiares de las víctimas se han visto agudizados en esta ocasión por la desgraciada coincidencia de que entre los fallecidos se encuentre una viuda del 11-S. Un terrible desenlace personal que refleja la peor de las fatalidades.