Una viuda del 11-S, entre las víctimas
El avión estrellándose, las llamas devorándolo todo, los cuerpos reducidos a cenizas. Eran demasiadas coincidencias crueles como para que las víctimas del 11-S pudieran sobrevivir al último accidente aéreo sin reabrir sus propias heridas.
Actualizado: GuardarEspecialmente cuando una de los suyos, Beverly Eckert, de 57 años, está entre los fallecidos. Sus motivos para ir en ese avión con destino a la ciudad de Buffalo no podían ser más irónicos: celebrar el 58 cumpleaños de su marido, Sean Rooney, fallecido en la Torre Sur del World Trade Center mientras hablaba con ella por teléfono.
Quizás porque nunca pudo sacarse la angustia de haber compartido con él su agonía final, o porque habían vivido el uno para el otro desde que se conocieron a los 16 años, Beverly se propuso que no fuera en balde.
«He elegido ir a los tribunales en vez de aceptar el pago del fondo de compensación para las víctimas del 11 de septiembre», anunció en el diario 'USA Today'. «En lugar de eso quiero saber qué es lo que pasó con nuestro sistema de inteligencia».
Eso le hizo perder a esta mujer casi dos millones de dólares (1,6 millones de euros) de un fondo que a su juicio se había creado para cerrarles la boca. Salió a la calle con pancartas, pasó meses en los pasillos del Congreso detrás de los legisladores, forzó la creación de la Comisión del 11-S y perseveró para que se aplicaran sus recomendaciones.
En la Casa Blanca
Nunca les dejó olvidarse. Apenas hace una semana que estuvo en la Casa Blanca como vicepresidenta del grupo Voces del 11-S para reunirse con el nuevo presidente. «Ella nos sirvió de inspiración a mí y a muchos otros», dijo ayer Barack Obama, estremecido por una tragedia que «nos recuerda la fragilidad de la vida». «Han vuelto juntos», se consoló su hermana Sue Bourque.