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AYUDA. José Manuel Romero, durante la entrevista. / ROMÁN RÍOS
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El crimen del Churrero de Chiclana, al borde del archivo

La familia de Antonio Núñez Romero pide ayuda urgente para que se aclare este asesinato sin resolver La esposa de la víctima falleció por las secuelas que le dejó el brutal asalto

SILVIA TUBIO
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En el número 5 de la calle Álava de Chiclana, en la que fuera vivienda del matrimonio compuesto por Antonio Romero Núñez, de 78 años, y Manuela Núñez Núñez, de 80, ya no vive nadie. Está cerrada a cal y canto y a veces sirve de refugio para algún okupa. Ése fue el escenario de un brutal crimen cometido por cuatro individuos encapuchados, que mataron a palos a Antonio, conocido como El Churrero, y dejaron malherida a su mujer. El asalto ocurrió en la madrugada del 23 de septiembre de 2004 y no se ha encontrado aún a los autores. La investigación desembocó en varios caminos sin salida; lo que puede provocar el archivo de las actuaciones, ya planteado en el juzgado que instruía la causa, el nº 1 de Chiclana.

La familia del matrimonio recurrió a este medio para solicitar ayuda urgente. No entienden cómo los numerosos indicios recabados en el escenario del crimen no han servido para identificar a los asesinos, de los que siempre se sospechó que estaban muy cerca de los fallecidos. «Había colillas, no sólo de tabaco sino también de porros; rastros de sangre y huellas. Pese a todo no han descubierto nada. Vivimos con el miedo constante de que podemos estar al lado de los asesinos de mis padres sin saberlo». Quien habla es José Manuel Romero Núñez, uno de los cuatro hijos del matrimonio y la persona que descubrió el cadáver de su padre la mañana siguiente del crimen. Y habla en plural a la hora de referirse a las víctimas mortales, porque casi un año después del asalto, su madre no pudo sobrevivir a las secuelas físicas que le quedaron.

La intuición de este chiclanero, le dice que los autores del asalto conocían a la pareja. Ésa fue la primera hipótesis que barajó la Guardia Civil. Este periódico ha tenido acceso a las diligencias efectuadas por el equipo de Policía Judicial del puesto de Chiclana y en ellas se puede leer cómo llegaron incluso a pinchar teléfonos y a revisar las cuentas corrientes del entorno más cercano de las víctimas.

Esta línea de investigación se sustentaba en el móvil del crimen. Los encapuchados entraron en la vivienda de los ancianos para robar. Pero desde el primer momento llamó la atención que eligieran como objetivo una casa humilde. Nada más producirse el hallazgo del cuerpo del Churrero, se supo que los ladrones se habían llevado 4.000 euros en metálico que el anciano guardaba debajo de un colchón. «Sólo alguien que lo conocía sabía que podía tener ese dinero, y que lo había llevado a la casa ese mismo día. Pero el objetivo de esa gente era la caja fuerte», decía ayer José Manuel.

La vivienda humilde del Churrero guardaba una caja fuerte con joyas y documentos como los testamentos de los ancianos. Los encapuchados la habían localizado y trataron de abrirla, pero Antonio Romero nunca les dijo la clave, lo que provocó la ira de los asaltantes que lo maniataron y lo golpearon hasta que murió. Semidesnudo, atado y tirado en el suelo se lo encontró su hijo; y encerrada en el baño, también herida, fue hallada la madre.

Aunque la Guardia Civil pudo extraer ADN de las colillas y de los restos de la sangre, si los delincuentes no están fichados, es casi imposible identificarlos. La única salida que queda es que vuelvan a actuar, señalaron fuentes de la investigación. Pero José Manuel y su familia temen que para entonces sea demasiado tarde.

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