Un gran esfuerzo
Conscientes de la gravedad de la coyuntura, los responsables de los dos principales partidos políticos hicieron el martes un esfuerzo titánico. Pasaron horas en el Congreso de los Diputados intentando demostrar lo útiles que son ellos o lo inútil que es el de enfrente. El resultado de la contienda fue excelente e incluso da para una serie: Continuará... Después de escuchar los argumentos, la duda de saber quién es más carajote sigue tan poco clara como la cuestión inicial: ¿qué demonios hacer para pasar el temporal que se nos viene encima? Nadie lo tiene claro. La clase política tiene una especial habilidad para pasar a coté del asunto. De este y de cualquiera. En la agenda de ideas ingeniosas, muchos apuestan por ayudar al parado, cuando de lo que se trataba era de cómo crear trabajo, aunque ni una cosa ni otra sigue muy clara. Nadie hasta este momento ha demostrado bemoles para saber qué hacer con los miles de funcionarios que sobran, ni cómo un país puede vivir con el mismo número de personas en la calle que de casas vacías.
Actualizado:Claro, que esas cuestiones están en las manos de los bancos y esos ni están, ni se les espera. ¿Cómo puede el Banco Santander derramar semejante caudal de lágrimas y al mismo tiempo plantarse unos beneficios de 8.000 millones de euros?
Los ingeniosos chicos de la caja fuerte pierden menos tiempo en hablar que los de la cartera. Gentes como Rajoy o Zapatero saben bien que el ingenio es importante, quizás lo más importante de la situación actual. El que consiga reinventarse y producir un 10% más logrará no poner a los suyos a vivir con un 10% menos, que en muchos casos es nada. El Gobierno, de momento, ha deslumbrado a la vanguardia intelectual planetaria con un desembolso de 1.500 millones, la gran cifra que al final se ha quedado en calderilla para los que están «bajo los puentes del Sena de los que perdieron el Norte», donde se duerme sin pasaporte y está mal visto llorar.