El descrédito
Actualizado:sistiría atónito al espectáculo malsano de las corruptelas políticas sino fuera porque ya no me sorprende casi nada. Creo que estamos curados de espanto y ver cómo la podredumbre invade la vida pública y la política nos resulta cada vez menos excepcional. Está claro que llega un momento en el que la basura no se puede esconder más bajo el felpudo. Es tanta la mierda que desborda y llega el día en el que revienta y salpica. Pero se puede acumular durante mucho tiempo intoxicando y enriqueciendo a sinvergüenzas. Tanto da la izquierda como la derecha, un partido u otro. El poder no entiende de siglas y parece que llegar a él provoca rápidamente una tendencia: hacerse corrupto. Generalizar es un error, estoy de acuerdo, en el mismo saco no podemos meter a todos. Seguro que hay gente sana trabajando duramente por el bien común, pero cada vez resulta más difícil dar con ella. Todas las corruptelas que se destapan contribuyen a aumentar el descrédito de la clase política. Va a llegar un momento en que la desconfianza ciudadana sea total, que no nos fiemos de nadie, que ya no nos dejemos engatusar por las buenas palabras de un líder. El señor Rajoy, que sí parece un señor honesto, lleva largo tiempo enfrentándose a la crisis de su partido. Primero tuvo que defender su cuestionado liderazgo, que a duras penas revalidó; después asumir la existencia de una trama de espionaje entre la tropa, y cuya investigación no ha hecho más que empezar; y ahora está afrontando el descubrimiento de una red de listos que han hecho dinero beneficiándose del partido. No sé si estará pensando en marcharse pero quizá debería viendo la fauna que le rodea. Porque es para cansarse de este circo. Defenderse con una foto colectiva para vender unidad, hablando de filtraciones interesadas y rompiendo relaciones con el ministerio de Justicia no parece la mejor estrategia. Que el PSOE se beneficia de esta crisis popular es evidente y que hace todo lo posible para enfocarla, también. Pero ya se encargan los medios de sacar los colores a los socialistas dejando en evidencia a los cazadores Bermejo y Garzón. En fin, todo muy lamentable.