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EL JEME

Carmen Obregón

Carmen Obregón es vecina de Cádiz. El otro día sufrió un accidente de tráfico en la Avenida a consecuencia del cual dio una vuelta de campana. Como pudo se arrastró fuera del coche, sin ayuda, mientras sus convecinos se dedicaban a fotografiar y grabar la escena. Hasta ese día Carmen Obregón debía considerarse razonablemente privilegiada por tener la suerte de vivir en Cádiz, una ciudad acogedora, con buen clima y habitada por gente con chispa que te hace la vida agradable, pero tras lo sucedido seguramente ha debido preguntarse ¿qué clase de personas son mis vecinos que ante un accidente de tráfico omiten el más elemental deber de socorro a la víctima y se dedican, por contra, a grabar la escena desentendiéndose del estado de salud de la accidentada? Si ha logrado encontrar una respuesta, no creo que le haya satisfecho.

RODRIGO SÁNCHEZ GER
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Si Carmen Obregón fuera una ciudadana cualquiera, se habría ido a su casa dolida, por las magulladuras y por el comportamiento de sus convecinos, pero resulta que además es concejal, por lo que no repuesta del, probablemente, mayor susto de su vida, hubo de recomponerse para dar toda clase de explicaciones jurando por la memoria de sus antepasados que circulaba a una velocidad moderada.

Carmen Obregón se ha disculpado por tener un accidente de tráfico, no fuera a ser que, además de haber estado a punto de palmarla, alguien pensara que la razón del accidente era la imprudente velocidad a la que circulaba. Sólo le ha faltado dimitir y que se abra una investigación: «dimito por haber causado un daño a un equipamiento público», es la declaración que parece echarse de menos en este lamentable esperpento. En realidad, lo natural sería que dimitiera, porque tras una experiencia así, ¿a quién le apetece seguir sirviendo como concejal a unos ciudadanos así?

¿A qué punto de envilecimiento hemos llegado los ciudadanos que observamos impasibles la desgracia ajena, mereciendo nuestra atención en tanto en cuanto pueda ofrecernos la oportunidad de colgar un vídeo espectacular en you tube? Sorprendentemente, esto no nos impide horrorizamos de que los adolescentes graben las humillaciones a que someten a otros chicos. ¿De quién habrán aprendido a comportarse así?, nos preguntamos. Pues la respuesta está clara, de los mayores.

¿Hasta qué extremo de encanallamiento ha llegado la política como para que una maltrecha concejal que ha sufrido un accidente de tráfico, tenga que dar toda clase de explicaciones para que la sombra de la sospecha de un comportamiento incívico no caiga sobre ella? ¿Qué mente puede pensar que esto pueda ser utilizado por quienes no gobiernan para atacar a los que sí gobiernan?

Estamos llegando a un estado de envilecimiento colectivo, de insolidaridad y de deshumanización que seremos unos hipócritas o unos descerebrados si nos sorprendemos de sus nefastas consecuencias. Siempre he pensado que, afortunadamente, la vida televisada poco tenía que ver con la vida real, sin embargo hechos como este me hacen pensar que el verdadero reality show está en la calle. Vivimos en una sociedad enferma, pero no queremos verlo.