Afrontar el debate
El debate público sobre la reforma del mercado laboral corre el riesgo de convertirse en una diatriba estéril y perniciosa si quienes abogan por modificar dicho marco legal no responden de manera precisa al qué, cómo y cuándo de sus propuestas de cambio, y si quienes se oponen a las mismas no ofrecen más argumentos que su descalificación. La insistencia de la CEOE y la rotundidad mostrada por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se enfrentan a la inamovible postura del ministro Corbacho, del presidente Rodríguez Zapatero y de las centrales sindicales. Tal choque proyecta de entrada la sensación de que el tema está sujeto a dos visiones maniqueas: la de quienes considerarían que las condiciones del mercado de trabajo no afectan al desarrollo económico del país y la de aquellos que, por el contrario, verían en él un lastre fundamental para la competitividad española. Cuando menos es ineludible afrontar los problemas derivados del diferencial que en cuanto a las normas reguladoras del mercado laboral mantiene España con el resto de los países europeos y de la OCDE.
Actualizado:Pero para ello es imprescindible llevar el debate más allá del consabido cliché del abaratamiento del despido, buscando soluciones que pudieran animar realmente la contratación. Porque resulta dudoso que la reducción de la cifra indemnizatoria vaya a generar, por sí sola, los efectos deseados sobre el empleo. Aunque tan importante como el hallazgo de la fórmula idónea es que su definición sea el resultado del más amplio consenso social y político. La eventualidad de que, como ha señalado la CEOE, el Ejecutivo pudiera llevar a trámite del Legislativo un cambio normativo rechazado explícitamente por los sindicatos sólo tendría sentido en una situación extrema dado que, además de enfrentarse a una dificultosa aprobación parlamentaria, nacería con el inconveniente de su propia conflictividad. Por último, tanto el debate como sobre todo la aplicación de una reforma del mercado laboral requerirían que previamente el sistema financiero y las empresas mostraran en España una actividad más animosa y cercana a la recuperación.