La apatía amenaza las elecciones en Euskadi y Galicia
La crisis económica y los escándalos políticos aumentan el temor de los partidos a que el desánimo se instale entre los ciudadanos
Actualizado:No hay ambiente electoral. Esa es la gran preocupación de los partidos que el próximo 1 de marzo se enfrentan a las urnas en el País Vasco y Galicia. El PSOE necesita una gran movilización para lograr el cambio en el Parlamento de Vitoria y desbancar del poder a un PNV que lleva 29 años al frente del Gobierno, pero también para consolidar en Galicia al Ejecutivo bipartito de Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana, porque, después de casi tres años al frente de la Xunta, según se lamentan algunos dirigentes del partido, han conseguido despegarse poco de un PP que aún está peligrosamente cerca de la mayoría absoluta. Los populares creen fundamental que su electorado no se desinfle para que Alberto Núñez Feijóo llegue a los 38 escaños que le permitirían gobernar y para que el suelo electoral de Antonio Basagoiti no se desplome. Ni la crisis, en un caso, ni los problemas internos, en el otro, ayudan.
La situación económica inquieta a los socialistas, pero la implosión del primer partido de la oposición también provoca sentimientos encontrados en las filas del Gobierno. Son ya muchas las voces que aseguran sentirse preocupadas por la repercusión que los episodios, según Rodríguez Zapatero «desagradables», que está viviendo el primer partido de la oposición provoquen una desafección hacia la clase política en su conjunto. Buena parte de las esperanzas de Patxi López para convertirse en lehendakari están cifradas en la agitación de los suyos -movilizados al 70%, según sus cálculos- y el desánimo de los nacionalistas -diez puntos por debajo-; sólo así la pulsión de cambio que detectan todas las encuestas tendría un reflejo real. En Galicia el escenario es distinto, pero los socialistas recuerdan que para acabar con la hegemonía del PP en 2005 hizo falta un 68% de participación, la más alta que ha conocido la comunidad.
Precampaña intensa
El impacto directo que el espionaje y las presuntas corruptelas pueden tener en los votantes gallegos y vascos del PP está por demostrar. Tanto socialistas como populares afirman que más bien poco. De lo que se quejan los cuadros autonómicos es de que el asunto deja poco espacio mediático para colocar sus mensajes. En el País Vasco cuentan además con un problema añadido y es que la precampaña ha sido tan intensa que hay poco margen para el sprint final.
Uno de los eternos lamentos del PSOE es que los votantes de izquierda son siempre menos activos que los de derechas y que tienen menos reparos para quedarse en casa. Este caso no es una excepción. Sobre todo, porque Juan José Ibarretxe ha dejado de lado su perfil soberanista y se ha lanzando a una campaña que enfatiza su perfil técnico de buen gestor para combatir una recesión que, en Euskadi, es todavía menos grave. El alborozo inicial ante un posible vuelco electoral en el Parlamento de Vitoria ha dado paso a una cierta cautela. Fuentes socialistas ya admiten como escenario postelectoral más plausible el de un PNV vencedor frente a un PSE con posibilidades de investir a su candidato con el apoyo del PP. «Entonces habrá un problema entre Zapatero y Patxi», avisan.
El presidente del Gobierno ha aprovechado todas y cada una de sus intervenciones en el País Vasco para asegurar que, llegado el momento, dejaría manos libres a López. Pero las citadas fuentes consideran que, en realidad, Zapatero sólo ha hablado con el líder del PSE sobre el mejor escenario, el de la victoria socialista. Y advierten de que el dirigente vasco estaría dispuesto a plantar cara a Ferraz como hizo el presidente de la Generalitat, José Montilla, cuando en 2007 se le exigió que dejara paso al vencedor de los comicios, CiU.
Las encuestas detectan en las últimas semanas un hundimiento de los populares que los socialistas, algo inquietos, achacan más a la bipolarización de la campaña y el bajo perfil de Antonio Basagoiti que a que éste se resienta de la crisis interna de su partido.
Los socialistas gallegos siguen convencidos de que su victoria, o más bien la de la suma de sus escaños con los del BNG, no está en riesgo. Pero fuentes de la ejecutiva se muestran inquietas ante la «frialdad» de la contienda. Una falta de entusiasmo que achacan, fundamentalmente, a la crisis económica. De hecho, dos de los más destacados dirigentes del partido aseguraban hace tan sólo una semana que había que inyectar «tensión» a la campaña. En este tiempo, ha estallado la presunta trama de corrupción vinculada a cargos del PP y los populares argumentan que se trata de una estratagema del PSOE para desalentar a sus votantes e impedir que Alberto Núñez Feijóo llegue a la mayoría absoluta que en 2005 arañó Manuel Fraga.
La falta de participación que de verdad preocupa a la dirección socialista es la de los votantes de la quinta provincia, los 330.000 electores que residen en el exterior. El requisito de adjuntar el DNI -del que muchos carecen- impuesto por la junta electoral a instancias del PP dejará sin voto al 40%, según los cálculos de los socialistas.