El Congreso de EE UU pregunta a ocho banqueros por el dinero del Gobierno
La presión obliga al consejero del Citigroup a bajarse el sueldo a un dólar
Actualizado: GuardarOcho de los banqueros más importantes de Estados Unidos se sentaron ayer en el banquillo del Congreso, donde les fusilaron a preguntas para satisfacer la indignación popular. Sólo una dosis de humildad podía salvarles, como la de Vikram Pandit, consejero delegado de Citigroup, que ofreció bajarse el sueldo a un dólar sin bonos hasta que su banco vuelva a ser rentable. «Entiendo cuál es la nueva realidad y me aseguraré de que 'Citi' también lo haga», prometió Pandit. Hace sólo dos semanas contribuyó al cabreo generalizado cuando se supo que había encargado un avión privado de 50 millones de dólares -38,6 millones de euros- pese a que en los últimos meses había recibido 45.000 millones de dólares -34.500 millones de euros- de las arcas públicas y despedido a 75.000 empleados.
Pandit, de 52 años, dejaba así atrás un sueldo de un millón de dólares -770.000 euros- al año, parecido al que reciben la mayor parte de sus compañeros, obligados a revelar la cifra en público y bajo juramento -el de Goldman Such descubrió que es el peor pagado con 650.000 dólares (500.000 euros), y el de Bank of America el que más, con un millón y medio (1.160.000 euros)-.
Quizá por eso este último, Kenneth Lewis, no aceptó seguir el ejemplo de Pandit, a pregunta expresa. Eso sí, se encargaron de viajar en tren a Washington, para evitarse el chaparrón que le cayó a los ejecutivos de las compañías automovilísticas cuando pasaron por ese banquillo en diciembre. El objetivo de la audiencia era preguntar a los banqueros qué han hecho con el dinero del Gobierno, que no ha llegado al ciudadano en forma de créditos, como era la intención. Pero algunos legisladores prefirieron utilizar sus cinco minutos como terapia de desahogo para el contribuyente cabreado, caso notorio de Michael Capuano. «Ustedes vienen a nosotros en bicicleta después de comprarles galletas a las girls scouts y ayudar a la madre Teresa, diciéndonos: 'lo siento, no queríamos hacer ningún daño, no lo volveremos a hacer. Confíen en nosotros'». «¿Entienden que es difícil para algunos de mis constituyentes aceptar que han aprendido la lección, cuando es la misma gente que creó el problema en el que estamos hoy?», espetó.
Hubo quien refunfuñó al principio recordando que no pidieron el dinero, a lo que rápidamente el presidente del Comité de Servicios Financieros de la cámara ofreció graciosamente facilitarles la devolución del dinero sin penalizaciones, si es que alguien se sintió obligado a aceptarlo. Ya no hubo más chulerías.
Era un día agitado en el Congreso. En otra sala el secretario del Tesoro respondía ante un comité del Senado por el fracaso de su anuncio la víspera, cuando expuso un confuso plan para aliviar a la banca de los activos tóxicos, que provocó la caída de la bolsa y duras críticas. Su intención es averiguar el verdadero valor de esos activos basados en hipotecas basuras, que previsiblemente puede ser mucho más bajo de lo contabilizado, con lo que dejaría en números rojos más de un balance.
En otra, los líderes republicanos y demócratas negociaron a marchas forzadas un acuerdo de conciliación entre los dos planes de estímulo económico aprobados en cada cámara. El resultado de 789.000 millones de dólares -610.000 millones de euros- podría votarse hoy en la Cámara Alta y mañana en el Senado si los tres 'héroes' del partido del elefante aguantan la presión de sus correligionarios.