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ESPECTÁCULO. Escena de la primera parte del espectáculo. / JUAN CARLOS CORCHADO
Sociedad

Los ochenta según Mecano

El Teatro Villamarta acogió ayer la primera de las nueve funciones que el musical 'Hoy no me puedo levantar' va a ofrecer en la ciudad

VIRGINIA MONTERO
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Dicen los que disfrutaron de su juventud en los años ochenta -y más los que lo hicieron en Madrid- que el musical Hoy no me puedo levantar, inspirado en grandes éxitos de Mecano, les retrotrae a sus primeras madrugadas de farra, al descubrimiento del amor y, por qué no, a las hombreras y al exceso de gomina en el pelo. Los que vivieron sumergidos en la imagen más tópica de esta década ahora venerada y los que la contemplaron desde la barrera, por ser ya mayores o todavía niños en edad escolar, conservan una banda sonora común, compartida con otros grupos legendarios en España como Los Secretos o Danza Invisible, basada en los temas del trío de ases ganadores formado por Ana, Jose y Nacho.

Tras casi cuatro horas de espectáculo, los jerezanos que disfrutaron ayer de la primera función del musical Hoy no me puedo levantar en el Villamarta, con constantes guiños a la ciudad y la provincia, regresaron a casa con las retinas llenas de color, de alegría, de movimiento y de cierta nostalgia por no haber conservado o heredado al menos la rebeldía de entonces. Ni siquiera los que dormían en una cuna mientras Mecano llenaba plazas de toros se libraron anoche de tararear -e incluso de cantar casi a grito pelado- las estrofas más conocidas de Maquillaje, Me colé en una fiesta, Mujer contra mujer o Me cuesta tanto olvidarte, entre otros muchos títulos irrepetibles.

En el montaje de Miquel Fernández -con libreto de David Serrano- hay tiempo para la risa y para las lágrimas. No se podía ambientar la inocente historia de Mario y Colate sin que el triste apogeo de las drogas hiciera mella en sus vidas, a riesgo de restar credibilidad. Como dice el actor que interpreta al personaje más dramático de la obra, Adrián Lastra, «en aquella época no se sabía qué era una raya de cocaína, un porro de marihuana y mucho menos, un pico de caballo». Y la ignorancia y la ingenuidad se pueden pagar muy caras.

vmontero@lavozdigital.es