DESPEGUE. El presidente Obama se dirige a embarcar en el Air Force One en la base de Maryland para viajar a Fort Myens. / AP
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Barack Obama levanta nuevas medidas de defensa contra la crisis económica

El Senado aprueba su plan de estímulo económico y el Tesoro anuncia más ayudas a los bancos del país

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«Buenas noticias, buenas noticias», anunció satisfecho Barack Obama al enterarse de que el Senado había aprobado el Plan de Estímulo Económico. La noticia le llegó en Fort Myers (Florida), zona cero de la crisis del ladrillo y segunda parada de su gira para promover el plan de reactivación económica. A ese esfuerzo se sumó el Tesoro con una operación para desintoxicar la cartera de los bancos.

A su lado se encontraba el gobernador del estado, Charlie Chris, que pese a ser republicano y haber hecho campaña por John McCain rogó a través de los micrófonos que sus correligionarios aprueben esa ayuda para infraestructura y creación de empleo que tanto necesitan las autoridades estatales y locales. Sólo tres senadores moderados se han sumado al carro demócrata para lograr el resultado de 61-37 con el que ha triunfado la votación. Ni un demócrata se salió de filas, pero los tres republicanos sufrían ya ayer las consecuencias. Un email del Comité de Acción Política The National Republican Trust clamaba venganza contra «los tres traidores» de Main y Pensilvania a los que promete desbancar con una campaña publicitaria.

Susan Collins, Olympia Snowe y Arlen Specter todavía tendrán que aguantar los palos durante algún tiempo. Para obtener su favor el plan de 838.000 millones de dólares (650.000 millones de euros) aprobado en el Senado carga el acento en recortes de impuestos, mientras que el de 636. 000 millones aprobado en la Cámara de Representantes incide en gasto público, sobre todo para educación y sanidad a nivel estatal.

El comité presupuestario tendrá que reconciliar ahora ambas versiones y mandarlo de nuevo a las cámaras para que vuelvan a votar la versión final. Obama, siempre embargado por el simbolismo, desea tenerlo sobre la mesa del Despacho Oval para estampar su firma el lunes que viene, Día del Presidente.

En esta especie de Plan Marshall han puesto su fe muchos de los 1.500 ciudadanos que ayer asistieron con entusiasmo al acto de Obama, sin filtro previo. Entre ellos, Henrietta Hughes, una mujer de color que cuando cogió el micrófono no pudo contener las lágrimas. «Necesitamos más que coches y parques a los que ir. Mi familia y yo vivimos en un coche, necesitamos nuestra propia cocina y nuestro cuarto de baño. Por favor, ayudemos», suplicó con la voz temblorosa. Tanto que, cuando Obama le pidió que diera su nombre, ni le salía. Así que el presidente se bajó del escenario y le dio un abrazo. «Te ayudaremos en lo que podamos, pero tienes que entender que hay muchos en tu situación».

El secretario del Tesoro, Tom Geithner, había hablado esa mañana de un plan de 39.000 millones de euros para que quienes están a punto de perder su casa puedan renegociar las hipotecas, pero como no quería opacar el de rescate financiero que estaba anunciando prefirió dejar los detalles para más adelante.

Tampoco es que añadiera mucho sobre cómo eliminar la deuda tóxica de los bancos que tiene bloqueada la línea de crédito, objeto de su anuncio. El Tesoro se ha planteado coger el toro por los cuernos y evaluar eso que nadie sabe cuánto vale para que, una vez tenga precio, incentivar su venta al capital privado con un aval de la Reserva Federal para recapitalizar los bancos. La factura puede ser cualquier cosa entre 500.000 millones de dólares o un billón, e incluso más.

Los analistas creen que el éxito de este plan es fundamental para reactivar la economía, pero en la Bolsa los inversores demostraron tener miedo a conocer el tamaño del agujero que han dejado las hipotecas basura y otros bonos de dudosa titulación. Prueba de ello es que al cierre de esta edición el Dow Jones se pegaba un batacazo del 4.65%, mientras que el Nasdaq bajaba un 4.24% y Standard & Poor un 5.02%.