Zapatero anuncia que no abandonará a los parados. / REUTERS
Economia

El Gobierno recorta el gasto 1.500 millones para garantizar las ayudas por desempleo

La reducción, equivalente al 2,6% del desembolso presupuestado, no afectará ni a los sueldos de los funcionarios ni a las políticas sociales

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Austeridad. Esa fue la receta que el presidente del Gobierno planteó ayer al Parlamento para garantizar el mantenimiento de las prestaciones por desempleo en un contexto en el que los ingresos del Estado se reducen a marchas forzadas y se dispara el número de parados. La cifra de desempleados -hoy 3,3 millones- no ha tocado techo y el Gobierno admite que es imposible adivinar cuándo lo hará. La prioridad ahora es no dejar en la estacada a quienes están en situación más vulnerable.

Ante esa desconfianza en el futuro, José Luis Rodríguez Zapatero propuso contención y ahorro. El Consejo de Ministros aprobará este viernes una reducción general de los gastos no financieros previstos en los Presupuestos Generales del Estado para 2009 por una cuantía de 1.500 millones. El Gobierno se asegura así un pequeño margen de maniobra adicional para hacer frente a escenarios difíciles sin tener que adoptar decisiones más traumáticas para los grandes números del Estado.

El recorte supondrá una reducción del 2,6% del gasto corriente previsto en los presupuestos y afectará a todos los ministerios y partidas. Habrá tres excepciones: no se tocarán los sueldos de los empleados públicos; tampoco habrá marcha atrás en los programas de protección social, muy contestados por la oposición, y no se reducirán los fondos extraordinarios de inversión creados para generar empleo desde que estalló la crisis.

Rodríguez Zapatero subrayó que se trata de un recorte adicional que se sumará al «esfuerzo» ya realizado en los Presupuestos, que incluyeron un reducción del 1,8%. El Gobierno espera destinar los recursos así liberados a financiar las partidas más perjudicadas por el deterioro de la economía, como las prestaciones por desempleo.

El anuncio fue acogido con escepticismo por los grupos políticos. La portavoz de NaBai, Uxue Barcos, le recordó que 1.500 millones sólo retrasarán poco tiempo los problemas de solvencia del sistema.

El presidente del PP le reprochó no haber hecho ese recorte hace tres meses, durante la tramitación de los Presupuestos. Mariano Rajoy acusó al Gobierno de ser «parte del problema» y «perder el tiempo, despilfarrar el dinero y llenar el futuro de deudas». De nuevo, pidió para las empresas rebajas de impuestos y de las cuotas de la Seguridad Social.

Calmar a los parados

El jefe del Ejecutivo impregnó todo su discurso de un mensaje de tranquilidad a los parados, a quienes prometió no abandonar. Repasó todas las medidas del Plan de Estímulo de la Economía y el Empleo y recalcó que «no hay nada en la vida actual de nuestro país que me pueda producir mayor preocupación» que las dificultades que padecen millones de desocupados.

Rodríguez Zapatero avanzó que el Gobierno y los interlocutores sociales estudian medidas adicionales para «mantener la cobertura de la prestación por desempleo sea cual sea el número de parados». Es una reclamación de los sindicatos que el Ejecutivo hizo suya «por razones de justicia y de rentabilidad social y económica».

También hubo un recado para la banca: el Gobierno, señaló el presidente, estará «especialmente atento a la evolución del crédito», consciente de que la recuperación pasa «necesariamente» por que el dinero «fluya de las entidades financieras a las familias y empresas», y prometió hacer cuanto esté en su mano para que así sea.

Citó el presidente algunos síntomas positivos, como la caída de la inflación y de los tipos de interés, pero afirmó que es «arriesgado predecir con precisión cuándo empezaremos a ver la luz al final del túnel». No obstante, auguró que los planes de reactivación puestos en marcha por los gobiernos afectados deberían producir «indicios favorables de salida en la parte final de este año».

Hasta que llegue la recuperación, el presidente reclamó cooperación a sindicatos, empresarios, partidos, administraciones y al conjunto de la sociedad. Y prometió mantener y fortalecer la protección social, «máxima austeridad» en el gasto; «máximo esfuerzo» de inversión; defender «nuevas reglas en el sistema financiero» y someterse a los acuerdos alcanzados con sindicatos y empresarios.