«No vamos a hablar de racismo»

«No vamos a responder a ninguna pregunta sobre racismo». Así zanjó cualquier posibilidad de polémica la jefa de prensa de la Federación Española de Fútbol (FEF), Paloma Antoranz, durante la conferencia celebrada ayer con los internacionales de Del Bosque. El organismo que preside Ángel Villar ha dado órdenes de no calentar aún más el ambiente previo al amistoso después de que el país británico vetase el Santiago Bernabéu por los insultos de los que fueron víctimas algunos futbolistas negros de su selección en 2004 y de que continúen las quejas desde el Reino Unido por el supuesto racismo existente en España.

Conflicto diplomático

En un asunto tan delicado que ya provocó un conflicto diplomático entre España e Inglaterra consecuencia de las declaraciones de Luis Aragonés, que llamó «negro de mierda» a Thierry Henry y calificó de racistas a los británicos «por perseguir como lobos a los gamos en las colonias», y costó una multa a la FEF por los gritos racistas del Bernabéu dirigidos a Ashely Cole y Wright-Phillips, se trata de evitar que cualquier palabra pueda ser malinterpretada y utilizada por los tabloides de las islas. Muchos más, cuando ahora existe una ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte y en el Sánchez Pizjuán, en un partido declarado de alto riesgo, se espera que se den cita más de 4.000 hinchas ingleses.

El Gobierno británico asegura que los hooligans ingleses presentes en Sevilla viajan habitualmente con su selección y están controlados, pero su llegada ha obligado a desplegar a medio millar de policías, que contarán con la colaboración de dos decenas de agentes británicos para garantizar la seguridad en el estadio y sus alrededores. Según la Delegación del Gobierno en Sevilla, el dispositivo policial será «muy similar» al del derbi del pasado sábado que disputaron el Sevilla y el Betis.