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EXCLUSIVO. Quirós con su sombrero tipo Panamá. / REUTERS
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Un obsequio de oro

Callaway quiere comprar la exclusiva del sombrero que el vendedor de un mercadillo de Sotogrande regaló al gaditano Álvaro Quirós

ANTONIO TOMÁS
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Mientras los expertos en mercadotecnia exprimen sus neuronas en busca del éxito en la empresa, otra persona, más sencilla, ha encontrado un atajo: coloque un puesto en un mercadillo, regale un sombrero a un golfista de talento y con futuro, espere a que gane un buen torneo con él sobre la cabeza y..., ya está. Una multinacional querrá comprarle la exclusiva del producto.

Esta concatenación de hechos, salpicados por la visión, la amistad y el talento, ha derivado curiosamente en un atractivo negocio. La fórmula tuvo su origen en un puesto de sombreros de un mercadillo de Sotogrande, instalado por Armando Mola, y cobró forma con el triunfo del golfista gaditano Álvaro Quirós en Qatar, con uno de esos sombreros en la cabeza.

Los teléfonos de la multinacional Callaway, en su sede de Carlsbad (California), siguen sonando pese a que ha transcurrido más de una quincena desde el triunfo del español Quirós en el Masters de Qatar.

No existe motivo especial para este chorro continuo de timbrazos. Quirós, pese a su talento emergente (26 años y vigésimo quinto del mundo), no deja de ser para Callaway uno de los muchos golfistas profesionales a los que apoya esta empresa, una de las más importantes del mundo en el sector del material de golf.

Entonces, ¿qué lodo arrastraba ese envenenado río de llamadas preguntando en la sede de Callaway por la figura del joven Quirós? El quid de la cuestión estaba, para sorpresa, en el sombrero tipo Panamá que lució el jugador de Guadiaro mientras sujetaba el trofeo obtenido en Doha. La imagen de Quirós sonriente con su elegante sombrero dio la vuelta al mundo.

Difundida esa foto, horas después la centralita de Callaway comenzó a recibir llamadas desde todos los rincones del planeta. La pregunta era recurrente: ¿dónde adquirir el genuino sombrero del español?

La novedad se convirtió, por su gran dimensión, en un problema para los responsables de esta multinacional. El sombrero no llevaba el sello de la empresa, pese a que también comercializa unos muy parecidos fabricados en China.

La elevada demanda del dichoso sombrero hizo que Callaway investigara la naturaleza y el origen de la prenda, y lo encontró: se trata de un modelo de Panamá, similar a los sombreros que popularizaron Humphrey Bogart o Churchill, con la novedad de poseer una cinta elástica interior que lo hacen muy apto para los deportes con movimiento y que se puede adquirir en un mercadillo dominical de Sotogrande. Armando Manuel Mola, un español que no ha perdido el acento de su natal Argentina y socio del mismo club que Quirós, en La Cañada (San Roque), obsequió con uno de sus sombreros al deportista.

«Elegante y fresquito»

El golfista, de paseo con su novia por el mercadillo en verano, se probó por curiosidad uno de los modelos del puesto de Mola. El flechazo fue instantáneo. Quirós quiso comprarlo, pero Mola, por amistad y visión de negocio, se lo regaló. «Estuve todo el verano jugando al golf con el sombrero. A pesar de que aquí (San Roque) sopla mucho el viento, el sombrero ni se movía. Me encontraba fresquito y, además, me veía más elegante que con las típicas gorras. Así que decidí que me lo llevaba a la gira asiática y luego a Qatar», relata Quirós.