Sociedad

'The Messenger' impacta en la Berlinale al mostrar una cara oculta de la Guerra de Irak

El festival de cine de Berlín es reacio a premiar grandes superproducciones de Hollywood, sobre todo si las cintas compiten por los Oscar, como fue el caso de There Will be Blood, dirigida por Paul Thomas Anderson, que el año pasado era la favorita indiscutida para llevarse el Oso de Oro, pero el jurado optó, para no quedar en ridículo, por premiarle como el mejor director.

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Este año podría haber una excepción a la tradición ya que la cinta estadounidense, The Messenger, en la que debuta como director el guionista israelí, Oren Moverman, se convirtió ayer en una aspirante al máximo galardón del festival. Claro, The Messanger, no es una gran superproducción y sus excelentes protagonistas tampoco forman parte del firmamento universal de estrellas.

La proyección de la cinta recibió un espontáneo aplauso del público y la crítica y en el marco de la rueda de prensa, el director y los actores, Ben Foster y Woody Harrelson, fueron premiados con una pequeña ovación por parte de los periodistas.

«Todavía nadie ha visto mi película y quiero saber si les gustó»; quiso saber el director. «Sí» fue la respuesta que corearon más de centenar de periodistas

The Messenger es una película sobre la guerra que llevan a cabo los Estados Unidos en Irak, pero no muestran escenas de combate, ni tampoco la vida cotidiana en ese país. Y este es el mérito y el valor de la cinta. Los mensajeros, como podría titularse en español, muestra en cambio a los responsables del Ejercito americano que tienen la difícil misión de comunicar a los familiares, la muerte de sus hijos o esposos.

El sargento Montgomery (Foster), un héroe de la guerra y que fue gravemente herido en combate, ya de regreso en una base militar en Estados Unidos, es asignado por su superior para el nuevo trabajo. El capitán Stone (Harrelson), un ex alcohólico, que ya tienen experiencia como «mensajero» le enseña la «técnica» para llevar a cabo el trabajo.

Pero los dos mensajeros también arrastran sus propias pesadillas. El héroe no logra olvidar la muerte de un compañero al que intentó salvar la vida y sufre porque su novia se cansó de esperarlo y decidió casarse con un civil. El capitán, en cambio, el único combate que ha protagonizado fue su lucha contra el alcohol y su dureza oculta una profunda frustración porque nunca participó en un combate de verdad.