Gracias
Llevo doce años como voluntaria en esa obra tan maravillosa de El Pan Nuestro que fundó y dirige el Padre Don Juan Jiménez Zaya.
Actualizado: GuardarEl jueves fue mi día de turno junto con otras tres amigas. Lo normal es conocer historias tristes a las que, por desgracia te vas habituando. Días que pasan más tranquilos, otros que hay algún altercado que se resuelve sin que llegue la sangre al río. Pero ayer tuvimos una alegría que nos partió el corazón de todos los que allí trabajábamos. Eran las once de la mañana cuando entraron por la puerta cinco adolescentes entre quince y dieciocho años acompañados por sus monitoras. Eran del centro UPACE. Traían cada uno una tarta en las manos. Las habían hecho ellos para que las repartiéramos en el postre. Las caritas de satisfacción que tenían son difíciles de describir. A más de una se nos saltaron las lágrimas. Estuvieron allí un buen rato interesándose por todo, viendo todas las instalaciones, haciéndose fotos y algunos preguntaron si ellos podían trabajar allí. Disfrutaron mucho al igual que todos los demás. Desde estas líneas quiero llegar a la sensibilidad de la gente de bien. Necesitamos nuevos socios o donativos que ayuden a esta gran obra que la tenemos tan cerca, a la que acuden diariamente tantos necesitados. En estos tiempos los pobres sufren una deplorable situación y se ha duplicado el número de los que acuden a recibir un plato de comida caliente. De la misma forma que este hecho tan entrañable nos llenó de emoción transmita a los que quieran colaborar los mismos sentimientos. Gracias niños.
M. Carmen García Güelfo.
San Fernando