Cara de mármol
Entre las últimas mamarrachadas que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Jerez, se encuentra el Plan de Movilidad, cuyas tres actuaciones básicas han sido el cambio de la red de autobuses, la instalación de un carril bus por Porvera y, la que quizás menos ha sonado, consistente en peatonalizar la calle Honda. Respecto a las dos primeras, creo haberme posicionado de forma suficiente en estas líneas. El cambio de la red de autobuses es de las cosas más absurdas e innecesarias. Por su parte, el carril bus por calle Porvera es una acción que lamento no terminar de comprender, aunque a estas alturas debo confesar que jamás he conocido una doble fila que haya creado tal corriente de beneficio empresarial, como la suprimida en dicha calle.
Actualizado: GuardarSin embargo, permítanme centrarme en la menos cuestionada de todas las medidas, la de peatonalizar la calle Honda. Los comerciantes aplauden la medida y yo me congratulo por ello, aunque entiendo que Honda aún carece del necesario tejido comercial que justifique la supresión del tráfico rodado. Además, opino que el cierre de la vía obliga al jerezano a dar un rodeo estúpido, que o bien lo aleja muchísimo del centro, o bien le obliga a adentrarse por callejuelas del barrio de San Pedro que en modo alguno están preparadas para soportar tal volumen de tráfico.
De hecho, y aunque se que no es más que una rabieta, es posible que tarde tiempo en comprar en las tiendas de dicha calle, básicamente por la manía que le estoy cogiendo a la misma, tan custodiada por las fuerzas de Policía Local. Parece que en la calle Honda estuviera instalado el diamante más grande del mundo, y no que simplemente se estuviera evitando el despiste de algún que otro conductor. Sin embargo lo bueno viene ahora, pues cuando el anterior equipo de gobierno peatonalizaba una calle, se instalaba a la entrada de la misma la correspondiente señal de tráfico prohibiendo el acceso, excepto para residentes, carga y descarga. Incluso un letrero advertía del horario para tales operaciones, normalmente entre siete y diez de la mañana. De forma casual, en los innumerables atascos que se forman por calle Santa María, Cerrón, Arcos y demás, el otro día estuve retenido frente a la señal instalada prohibiendo la circulación por calle Honda y, junto a ella, existe la tradicional leyenda que permite la carga y descarga, prohíbe la circulación excepto a residentes, y además mucha atención por que ahora llega lo mejor también permite la circulación a «vehículos oficiales».
Al menos Pacheco en la Tornería o en la calle Fate, no tuvo la cara dura de publicar que se permitía el paso de los vehículos oficiales, aunque de facto estos lo hicieran. Pero parece que a nuestra Alcaldesa, ni le gusta dar el rodeo al que nos ha obligado a todos los jerezanos, ni mucho menos le importa un rábano que todo el mundo lo sepa. Que los ciudadanos den la vuelta por dónde puedan y se jodan con el coche, pero nosotros, ¿oh, seres tocados por la vara mágica del poder!, ¿oh, mandamases de la cutrez más absoluta!, en modo alguno vamos a perder nuestro preciado tiempo dando rodeos absurdos como lo hace cualquier hijo de vecino. Todavía si en la calle Honda hubiera algún centro oficial, cabría explicar la medida. Más allí, salvo tiendas y locales vacíos, nada justifica permitir el paso a cuantos Concejales, Alcaldesas, Asesores y restante chusma política lo desee, cuando dicho paso está prohibido al resto de los mortales, casualmente quienes, con nuestros impuestos, pagamos sus altos e injustificados sueldos.
Sería deseable que la palabra «honradez» se instalara en todos los niveles de nuestra clase política, aunque si ello no ocurre, siempre nos quedará el consuelo de algo que se llama «Fiscalía anti-corrupción».