Tzipi Livni supera con éxito la prueba de fuego de su carrera política
Las encuestas sitúan a la líder de Kadima como próxima jefa de Gobierno de Israel
JERUSALÉNActualizado:Tzipi Livni, la candidata del partido de centro-derecha Kadima, ha superado con éxito la prueba de fuego de su carrera política, quitando la razón a las encuestas que auguraban una derrota y convirtiéndose -a priori- en la próxima jefa de Gobierno de Israel.
La hasta ahora ministra de Exteriores, forzó la celebración de los comicios que se han celebrado hoy y que según los sondeos a pie de urna ha ganado, cuando en octubre -al dimitir el actual primer ministro, Ehud Olmert, por sospechas de corrupción-, claudicó en el intento de armar una nueva coalición parlamentaria sin recurrir a las urnas. Un mes antes, se había hecho con el liderazgo de Kadima por la exigua diferencia de 431 votos sobre el otro candidato, Shaul Mofaz.
Y es que las elecciones se han celebrado hoy en Israel de forma anticipada porque la líder de Kadima no cedió a las demandas económicas del partido ultraortodoxo Shas, ahora aliado de su más directo rival y líder del conservador Likud, Benjamín Netanyahu, a quien los sondeos situaban como favorito. "Estoy harta de extorsiones. Veremos a todos estos héroes dentro de 90 días", dijo Livni al rechazar las exigencias del Shas.
Gobernar en un mundo de hombres
Si logra formar una coalición de Gobierno, la candidata tendrá que probar su cuestionada capacidad para gobernar en un mundo de hombres y militares, afrontar la crisis económica global y conducir el proceso de paz con los palestinos.
Livni, de 50 años, abogada y madre de dos hijos, es una pragmática que readaptó sus raíces nacionalistas en pro de una paz factible con los palestinos, siguiendo los pasos del ex primer ministro Ariel Sharón al Kadima, en el dramático cisma del Likud tras la evacuación de Gaza en 2005.
Hija de un comandante del Irgún, grupo independentista que practicó la lucha armada y en el que también militaba su madre, la jefa de la diplomacia israelí nació y creció en el seno de una familia impregnada de ideología ultranacionalista del "Gran Israel". Hoy, de boca de Livni no es extraño escuchar palabras como "retirada de Judea y Samaria (Cisjordania)", ni la devolución de partes de Jerusalén, una ciudad que ella considera, no obstante, el "corazón" de la identidad del pueblo judío.
Sus rivales le recuerdan en la campaña la "traición de vender Jerusalén", pero está claro que lejos ha quedado aquella niña de Tel Aviv curtida en las filas del Likud, partido con el que entró al Parlamento por primera vez en 1999.
«La paz es nuestro interés»
Frente a sus detractores ella argumenta que es momento de elegir "qué Estado queremos, uno de mayoría judía o uno binacional" con los palestinos, y defiende que "la paz es nuestro interés" porque "no hay que elegir entre paz y seguridad, hay que elegir las dos". Un argumento con el que también trata de rebatir las acusaciones de que una mujer no puede hacer el trabajo de un hombre en un país donde la agenda política la dominan los asuntos militares.
Si en un principio Livni sacó a relucir su pasado como "agente" del Mosad -que esta organización minimizó al confirmar que sólo cumplió funciones logísticas muy básicas-, ahora traza un paralelismo con la histórica "dama de hierro" de Israel, la ex primer ministra Golda Meir. Para ello se ha fotografiado públicamente en la cocina de su casa, el mismo lugar donde Meir tomaba las decisiones cruciales de su gobierno los sábados por la noche, en debate con sus asesores y ministros más cercanos y horas antes de la reunión semanal del gobierno.