Un Barcelona estratosférico

El Barça agota los calificativos por su fútbol y rompe las calculadoras por sus registros. El equipo de Pep Guardiola lidera la Liga con 59 puntos logrados de los 66 que se han disputado. La cifra todavía es más contundente si se tiene en cuenta que en las dos primeras jornadas el conjunto azulgrana sólo sumó un punto tras arrancar el campeonato con una derrota en Soria (1-0) y un empate en el Camp Nou ante el Racing (1-1). El proyecto Guardiola ya se estaba cuestionando cuando llegó el Sporting-Barça. Aquel 21 de septiembre se despejaron las dudas con un 1-6 en El Molinón que dio alas a un equipo que desde entonces no ha dejado de sumar de tres en tres con una única excepción: el 1-1 en el Camp Nou frente al Getafe en la jornada 12. Es decir una serie de nueve victorias consecutivas y otra de diez que todavía se puede ampliar con un empate en medio. En definitiva, 58 puntos de los últimos 60.

Un equipo diferente

La mejor descripción la hizo Manuel Preciado, técnico del Sporting, tras el 3-1 del pasado domingo: «Veníamos con la idea de asustarles un poco, pero han sido ellos quienes nos han asustado. Cuando uno está en el campo se da cuenta de lo que significa este equipo. Es el mejor del mundo y lo tiene todo: garra, fuerza física, actitud, juego... Tiene un poderío inmenso, es un equipo diferente a todos». Y ciertamente algo diferente será este Barça cuando a media temporada ya ha superado los 100 goles en partidos oficiales. Con los dos de Eto'o y el de Alves al Sporting, suma 102 repartidos de la siguiente forma: 68 en la Liga, 22 en la Champions y 12 en la Copa del Rey.

Los 68 ligueros se traducen en una media de 3,09 por partido, la mejor de Europa con diferencia, y supone una seria amenaza para el récord de la Liga. Lo ostenta el Real Madrid de John Benjamin Toshack, que marcó 107 goles en los 38 partidos de la temporada 1989-90. Hugo Sánchez logró 38 en aquella campaña, la cifra más elevada en la historia del Pichichi. Samuel Eto'o lleva 21 en 22 encuentros y también aspira a arrebatar la marca al mexicano, actual entrenador del Almería.

Inevitablemente, esta sucesión de números es una invitación a la euforia. El juego desarrollado en el césped por el Barça también acompaña y seduce a todo el mundo. El problema para Guardiola es intentar proteger a su equipo de la avalancha de alabanzas. «El elogio reiterado puede debilitar», ha dicho en alguna ocasión. Sabe que su equipo todavía no ha ganado nada y quiere mantener la concentración de sus jugadores. La Liga está encarrilada, pero el Madrid, aunque jugando peor, se mantiene con los 12 puntos de diferencia con los que acabó el clásico del pasado 13 de diciembre tras siete victorias seguidas.

En la Copa del Rey el Barça también está a un paso de la final tras el 2-0 de la ida sobre el Mallorca, pero no se puede olvidar que en las dos últimas ediciones cayó en semifinales siendo favorito. Y en la Champions espera el Lyón en octavos de final.

Guardiola tiene claro el mensaje a sus jugadores: los récords no valen para nada sin títulos.