ASÍ LO VEO

En paro hasta el anticiclón de las Azores

Tan políticamente correcto e intervencionistas, señas propagandísticas exclusivas de la izquierda española, que hasta el anticiclón de las Azores, se ha caído del mapa por la izquierda, lógicamente. ¿Y el sol?, ni luce, casi desluce, porque ya ni calienta con esto del cambio climático y «supuesto» calentamiento de la tierra. Ahora se instala el ciclón, paradojas de la vida. Somos tan de izquierda, tenemos el corazón tan grande, en la izquierda claro, que por la izquierda nos terminaremos cayendo y como el mundo gira por la derecha nos levantaremos, si es que el partido de la oposición decide de una vez por todas hacer lo que debe, ser un partido serio, hacer propuestas serias y dejar de hacer tonterías, compitiendo de vez en cuando con el partido del gobierno, en propuestas absurdas, cargadas de populismo y demagogia, que rayan el peronismo más ortodoxo.

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Pese a la sonrisa, cejas en cordillera, buenismo, voluntarismo y «gran corazón de ZP, el infierno se ha instalado entre todos nosotros. A lo mejor es el castigo divino. Por eso, Obama solicitaba la Gracia y la ayuda de Dios, a pesar de contar con un desempleo del 6%.El desempleo es un drama que no cesa y el Gobierno, enfadado con Dios, observa impasible, atónito, pasmado, en compañía de los sindicatos, eso sí, en amor y compaña, más que una mera correa de transmisión, si aquél fuera una moto BMW, éstos serían el «cardam» de la misma, la transmisión por excelencia.

La pérdida del empleo se convierte en no pocas ocasiones, por no decir en la inmensa mayoría de ellas, en el acontecimiento económico más angustioso en la vida de una persona. La gran mayoría vivimos o sobrevivimos por el salario percibido con ocasión del trabajo. El desempleo supone la renuncia a un «status quo» irrenunciable per sé. Implica instalarse en un nivel de vida más bajo, padecer angustia vital, incredulidad ante el futuro y sus retos y por si todo esto fuera poco, la pérdida de la confianza en uno mismo.

La situación de paro que padece España, la de la tasa más alta de Europa, ¿necesita medidas como las propuestas por el Gobierno, o éstas deben ser otras? Desde luego, las aprobadas hasta ahora, son más mediáticas que efectivas. Porque la ayuda que de verdad necesita un desempleado es aquella que le permite encontrar un trabajo. Es decir, la adopción de medidas tendentes a facilitar y hacer posible la creación de empleo. Éstas son posible, aunque eso sí, su adopción requiere un más que posible por previsible coste político-electoral.

La rigidez del mercado laboral, amén de una exacerbada situación de incertidumbre económica, exigen el antídoto necesario para reconvenir adecuadamente la situación. La legislación laboral debe posibilitar adecuar la estructura empresarial a las circunstancias cambiantes. Hasta hoy, esto que es elemental en una economía de mercado y global como la que nos encontramos inmersos es lento, muy costoso, excesivamente burocratizado y con un innecesario intervensionismo político administrativo. El FMI ya lo decía sobre España en diciembre: «la reforma del mercado de trabajo es la cuestión ausente política más importante». Simplemente, aunque sólo sea por solidarizarse con los más de cuatro millones de desempleados que tendremos en los próximos meses, urge revisar la legislación laboral, que favorezca el empleo, sentando unas bases nuevas fundamentalmente en la negociación colectiva.