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Dedicación y alta exigencia

Dedicación y alto nivel de exigencia parecen el norte de la actuación de Soledad López, que aborda «con mucha ilusión» y responsabilidad un cargo que le ofrece «la ocasión de dedicarme a la recuperación de la Historia y la Cultura de España, y hacerlo para los ciudadanos». Aunque ninguno de estos valores son nuevos para la presidenta de la SECC, inspectora de Trabajo de profesión, pues ha gestionado puestos de envergadura. Como subsecretaria de Interior (2004-2006) vivió desde cerca el proceso que llevó a la tregua de ETA, pero afirma que no puede hablar de ello ni valorar los resultados. Su declaración al respecto es estrictamente «política», o sea diplomática: «La lucha contra el terrorismo, en todas sus manifestaciones, es una prioridad para este Gobierno desde que asumió sus responsabilidades en marzo de 2004. España lleva muchos años sufriendo el azote y la crueldad de ETA. El Ejecutivo toma en cada momento y con los datos de que dispone las medidas legales que considera más oportunas, en esa única dirección, el fin de ETA».

Lalia González-Santiago
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Después fue la primera subsecretaria y la primera secretaria de Estado de Defensa, es decir la primera mujer con mando en los Ejércitos, antes de Carme Chacón. Califica de «muy importante y muy intensa» la experiencia en estos cargos, con José Antonio Alonso como ministro. «Tuve un buen equipo, de militares y de civiles, que me apoyó siempre. En cuanto al hecho de ser mujer, es una cuestión asumida con perfecta normalidad por nuestros Ejércitos y por nuestros militares, con quienes trabajé en perfecta sintonía y de quienes aprendí mucho».

Para Soledad López, hay un antes y un después en la igualdad entre sexos con la llegada del Gobierno de Zapatero, «el primero paritario de la historia» y es optimista sobre los avances: «Espero que realmente alcancemos la igualdad plena. Ese día no será ya noticia que una mujer desempeñe un puesto de responsabilidad, porque se habrá convertido en un hecho cotidiano». Sin embargo, no cree que existan diferencias de género en cuanto a la Política y el Poder, «con mayúsculas y en su auténtico y profundo sentido»: «El poder hay que ejercerlo con enorme responsabilidad, pensando siempre en los ciudadanos y en la mejor forma de ayudarles, porque ellos deben ser los destinatarios de las actuaciones políticas».