Opinion

Evitar la confusión

El dato de que durante el pasado año se triplicaron los concursos de acreedores registrados en el ejercicio anterior y el hecho de que el 90% de tales procesos desembocara en la liquidación de la empresa en crisis son reflejo del calado que ha alcanzado la desaceleración económica en nuestro país, previéndose que en el presente año las quiebras empresariales serán más del doble de las consignadas en 2008. La insolvencia severa de las empresas, aquella situación en la que una sociedad mercantil no puede hacer frente a sus obligaciones financieras y de pagos, tiende a carecer de soluciones en un tiempo de generalizado retraimiento económico. Entre otras razones porque muchos de esos casos son el resultado final de una paulatina acumulación de deudas contraídas para salvar la situación. También por eso es necesario serenar la diatriba pública en torno a la responsabilidad que atañe a bancos y cajas respecto a las necesidades crediticias de las empresas.

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Las contradicciones evidenciadas entre distintos ministros y dirigentes socialistas a la hora de manifestarse al respecto añaden confusión a la percepción ciudadana de un tema enormemente delicado. Frente a ello, las palabras pronunciadas por el vicepresidente Pedro Solbes y las declaraciones del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, aportaron ayer la sensatez que el momento requiere, porque resulta imposible generar el mínimo de confianza que la economía precisa cuando lo que se alimenta es la desconfianza mutua entre familias, empresas y entidades financieras. La magnitud y globalidad de la crisis hacen comprensibles que las instituciones públicas y los responsables políticos no sepan a ciencia cierta cómo afrontarla y qué volumen de medios empeñar en la operación. Pero es en cualquier caso exigible que eviten suscitar discusiones estériles o basadas en un tratamiento equívoco de los problemas. En este sentido, el velado anuncio por parte del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, de que en marzo la institución podría bajar de nuevo los tipos de interés contribuye a clarificar el horizonte inmediato, pero puede inducir también que se pospongan proyectos y decisiones un mes más.