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Denuncian la falta de un monitor que asista a un niño con problemas de movilidad
El niño de cuatro años padece la enfermedad de Legg Calvé Perthes, que afecta al fémur
Actualizado: GuardarAlejandro tiene cuatro años y no podrá andar durante un año y medio. Este verano le fue diagnosticada la enfermedad Legg Calvé Perthes, es decir, una necrosis de la cabeza del fémur provocada por la falta de riego sanguíneo, que afecta a uno de cada diez mil niños. El problema es que, de momento, su colegio no cuenta con un monitor que lo atienda como necesita.
«Comuniqué la enfermedad de Alejandro al colegio -el CEIP Luis Vives- en septiembre», explica su madre, Rocío Ortega, que incluso está recogiendo firmas entre otros padres de alumnos para hacer ver las necesidades de su hijo. «Se solicitó el monitor a la Delegación Provincial de Educación pero nos dijeron que no nos lo iban a conceder», recuerda. Así, según cuenta Rocío, entre el centro escolar de la calle Muro y la familia se firmó un acuerdo por el que, prácticamente, es la joven madre la que ejerce día a día de monitora de Alejandro en el colegio. La consecuencia es que ha tenido que renunciar a su trabajo.
«Mientras que Educación no otorgue un monitor tengo que ir yo a bajar al recreo a mi hijo para que esté con otros niños. Después tengo que subirlo a la clase. Cuando hay algo especial, también me llaman. Esta misma semana he tenido que ir al colegio para llevarlo a ver un teatro y, cuando termina, volver a llevarlo a su aula», explicó la madre. «Mi hijo tiene que estar supervisado a todas horas», añade.
A la espera
Fuentes de la Delegación Provincial de Educación aseguran que «se tuvo conocimiento de este caso hace una semana. Es una enfermedad sobrevenida a lo largo del curso». Garantizan que «se ha solicitado un monitor a la Dirección General de Planificación. La distribución de monitores está cerrada y éste no estaba previsto». Eso sí, reconocen, a pesar de la ausencia del monitor junto a Alejandro, «que le hace falta».
«Soy consciente de que si se hace sus necesidades tengo que ir yo a cambiarlo, como otras madres de niños de cuatro años, pero es que también tengo que llevarlo al baño o a cualquier otro sitio», argumenta Rocío. «No tengo vida propia». Además de pedir ayuda a la Asociación de Madres y Padres del CEIP Luis Vives, Rocío ha escrito al Defensor del Pueblo contando su problema. Desde el colegio de Alejandro explican que «se le ha ofrecido otro centro» pero la familia no ha querido trasladarlo.