Los procesos concursales pasan de 12 a 42 en Cádiz durante 2008

El concepto proceso concursal empieza a ser familiar. Ya no extraña a nadie que sea la nueva denominación legal de las antiguas suspensiones de pagos o quiebras. Tampoco ha sido algo muy usual más allá de las grandes empresas que aparecen en las páginas económicas. Buena prueba de esta ausencia de impronta es que en todo el año 2007, y partiendo de los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, tan sólo se produjeron 12 casos de este tipo en la provincia.

Pero terminó 2007, vino el 2008 del aterrizaje brusco de la coyuntura y el descalabro de la construcción y resulta que el número de deudores concursales durante el año pasado se disparó hasta los 42 en tierras gaditanas. En términos relativos, se ha más que triplicado el total en sólo 12 meses de diferencia, con lo que eso supone para cualquier tejido productivo. No en vano, la incursión en un proceso concursal paraliza todos los pagos de una empresa, cuya administración pasa a manos de los jueces, y se ralentizan los cobros de los acreedores. Todo ello provoca un efecto arrastre en las pymes o en los autónomos, que no reciben ingresos y aumentan las escalada de ceses de negocio.

En cuanto al tipo de concursos que se comenzaron en la provincia en 2008, 40 de ellos fueron voluntarios (la compañía acude al juzgado) y los dos restantes, necesarios (el juez actúa de oficio cuando una situación financiera es insostenible). Cádiz es la tercera provincia andaluza en volumen de casos, en concordancia con su población.