La pasarela púrpura
La diplomacia vaticana es lo que tiene: prefiere los halagos a las llaves de lucha libre para tumbar al contrario. Tarcisio Bertone, secretario de Estado de 'casa Benedicto', llegó ayer a La Moncloa en son de paz y tiró de manual. Estaba la vicepresidenta con la mano tendida y cuando se quiso dar cuenta ya le había endosado un piropo. «Está más elegante (que yo), porque está muy colorida», dijo Bertone, admirando el arreboleo de malvas y rosas que vestía De la Vega.
Actualizado:La reunión fue «muy cordial», dijeron en La Moncloa. Y, ya puestos, muy a la moda. Al rojo cardenalicio sobre negro de Bertone y los malvas de De la Vega se sumó también el nuncio del Papa en España, Manuel Monteiro de Castro, que compareció de negro y morado.