MAR ADENTRO

Istac ego volo vedere te

Tienen que tener cuidado los técnicos del Museo Provincial con lo que se traen entre manos; con la pieza del siglo I antes de Cristo que les ha llegado y que contiene la primera pintada escrita de nuestra trimilenaria historia: Latro Balbe, un vocativo que traducido no resulta como en Cádiz ni hablar, sino eh, Balbo, ladrón.

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Los familiares de Lucio Cornelio Balbo, alias Balbo el Mayor, seguro que están a punto de anunciar una querella. Y no es ninguna tontería, porque seguramente aleguen que su familia púnica ya tenía una pasta gansa fruto del comercio, mucho antes de que se hiciera coleguita de Julio César y fuera el primer extranjero en ser nombrado cónsul de Roma.

Lo primero que tendrían que hacer los especialistas es ir a la droguería y comprar un buen tarrito de Carbono 14, no vaya a ocurrir como con la pintura rupestre de Jimena, que hubo quien la tomó por prehistórica cuando lo que aparecía dibujado en la piedra era la silueta de una trirreme romana. No vaya a ser, digo yo, que el Balbo de la pintada no fuera por ese Balbo sino por su sobrino, el de la estatua de la avenida Almircar Barca que Fernando Quiñones y Teófila Martínez sacaron de los almacenes municipales para orearla en su rotonda. Si su tito se anticipaba a los Domecq convirtiéndose en latifundista de fincas rústicas en Extremadura, a él le iban más las urbanizables. Balbito, para entendernos, se aficionó al pelotazo del ladrillo: de hecho, después de saquear a los saharauis de su época, lo que ya le vale, se convirtió en el primer promotor asustaviejas de Gades y de Roma. Un modelo de virtudes, vamos. Lo raro es que nadie lo haya propuesto todavía para el premio de Cortes de Cádiz a la Libertad. Todo se andará, supongo.

A mi lo que me parece raro es que la pintada sea genuinamente gaditana. O mucho han tenido que cambiar los gaditanos en tanto tiempo. En primer lugar, lo de ladrón no nos pega mucho. Al habla gaditana le pega más lo de trincón, que no se como se diría en latín, o lo de mangante, cuya expresión gestual mediante los dedos de la mano, se entiende lo mismo en todos los idiomas. En cualquier caso, ¿van a extrañarse los gaditanos de que alguien se quede con lo suyo cuando ya lo habían hecho los cartaginenses antes que los de Roma? Por no hablar de los siglos posteriores, hasta hace justo un cuarto de hora cuando seguramente, dentro o fuera de este histórico término municipal, alguien esté llenando su buchaca a cuenta del pueblo soberano. Los gaditas no se preocupan de esas tonterías. Aquí lo que preocupa en realidad es la final del Falla y tengo para mí que el graffiti de marras tiene que ver con algún cajonazo.

Yo, de ser técnico del museo, investigaría en el entorno de Julio Pardo. No vaya a ser que la pintada fuera del año 88 cuando su coro La Torcida fue derrotado por el Quo Cádiz de Kiko Zamora, Eduardo Bablé y Salvador Longobardo. Istac ego volo vedere te. Que podría traducirse, digo yo, por «ahí te quiero ver».