Libertad de expresión
Aunque lo dice bien clarito el artículo 20 de la Constitución de 1978, la libertad de expresión en España sufre un emergente retroceso que erosiona seriamente los pilares fundamentales democráticos. Sin libertad de expresión no hay libertad absoluta y duradera. A treinta años vista de su consenso e implantación, la barca hace aguas por muchos sitios y hay que rescatarla de las peligrosas corrientes y llevarla a un astillero cualificado con tecnología punta y ponerla a día.
Actualizado: GuardarAunque las comparaciones resultan odiosas, con permiso de los escépticos, donde no naufraga la barca ni necesita ir al astillero es en el Carnaval de Cádiz. Aquí, en esta vieja ciudad del sur de España, la libertad de expresión está garantizada porque se lleva en los genes desde la cuna. Hicimos tantas leyes desde Tartessos hasta 1812 con la palabra libertad en la boca como patente de marca, de lo cual estamos muy orgullosos.
Sólo en Cadiz hay verdadera libertad de expresión y se puede hablar libremente sin miedo y sin complejos para decir lo que se siente del Rey, la justicia, el Gobierno, el Ayuntameinto, la Iglesia, los corruptos, los violadores, los ladrones de guate blanco y de todo quisqui, sea quien sea y llámese como se llame. Y lo más aleccionador, cultural y reflexivo es que se dice cantando. Cantando la libertad que llevamos dentro.
Los partidos políticos que emanan del pueblo deberían de tomar buena nota de ello y cumplir escrupulosamente con el artículo 20 de la Constitución sin amordazar a sus feligreses por decir lo que se dice en Carnaval. Vamos a dejarnos de espias estrafalarios y de películas mamarrachas. Dejad las pamplinas por unos días y sentaos ante el televisor a ver cómo el carnaval de Cádiz da leciones de democracia y de libertad de expesión. Apúntense políticos. ¿El cursillo es gratis!