Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizJerez
ANIVERSARIO. Acaban de cumplirse veinte años de la construcción de la Glorieta Consejo de Europa, que abrió el camino a muchas otras. / ESTEBAN
Jerez

La glorieta en recuerdo a la nueva Europa

Fue inaugurada el 28 de abril de 1989 en recuerdo a la presidencia europea que España mantuvo ese mismo año

MANUEL SOTELINO
Actualizado:

Se cumplen este año nada menos que veinte años de la construcción de unas de las primeras glorietas que dieron nueva forma a Jerez. Podría afirmarse que la del Consejo de Europa abriría el camino a otras muchas que la ciudad tiene en cada barrio o en cada esquina. Pero la de Europa tiene el orgullo de ser una de las primeras, a pocos metros de Cuatro Caminos y casi sesgando el tramo final de la avenida Blas Infante.

La precursora de lo que habría de venir se inauguró el 28 de abril del año 1989. Esta glorieta se construyó como un reconocimiento a la política europea y, además, en recuerdo a la presidencia que España mantuvo del Consejo de Europa en el primer semestre de dicho año. Estuvo en en la inauguración nada menos que Marcelino Oreja Aguirre, político de talla, que en aquella época ocupaba la Secretaría General de dicho consejo.

Con bombo y platillo, y también con caja redoblante, se inauguró esta glorieta cargada de agua y de alegría. Y poco a poco también la zona fue cogiendo cuerpo, con polígono industrial a un lado, o la cooperativa Xefar, donde llegan todas las medicinas que toman los jerezanos.

Ahora no sabemos qué ocurre en la zona, pero lo cierto es que nos encontramos -queremos pensar- en un proceso de remozado de la glorieta. La pequeña pirámide chata donde se puede leer el nombre del Consejo de Europa está pintada con una A rodeada con un círculo.

Sin agua

Un vecino que advierte nuestra presencia en la zona se acerca y pregunta curioso. Hablando de la pintada, dice «ya saben ustedes, esos que protestan tanto por las guerras injustas y piden un mundo feliz pero mientras llega ese mundo lo pagan destrozando el mobiliario urbano». El césped está seco como un ladrillo al sol y la fuente hace días que no funciona. Está la zona un tanto desangelada, aunque todo parece responder a una pronta recuperación una vez revisada y repasada la glorieta. «En tiempos de crisis, la glorieta también pasa su peor momento", suelta nuestro improvisado acompañante, como una metáfora recurrente.

En Mi Sofá llevan más de diecisiete años viendo pasar los coches de un lado a otro. Jesús López nos comenta que «es un lugar con mucho tráfico de coches y poco paso de personas, pero aquí seguimos con la tienda de sofás». Amplia, y con distintos modelos de sillones de todo tipo. Tapizados de cuero, skay o tela. De tres unidades o de dos, compuestos o con rinconera. Hay para escoger.

Claro que para disfrutar de un buen sofá, lo mejor es un café. Así que a un tiro de piedra tenemos el Rancho Chico, entre Cuatro Caminos y la glorieta. «Pues el bar lleva abierto más de cuarenta años. Es el establecimiento que más tiempo lleva aquí. Vamos que cuando se abrió esto sería poco menos que una especie de venta», comenta Ángel Clavijo, conocido por todos por el sobrenombre del Chicharra. Ángel lleva toda la vida tras el mostrador. Estuvo muchos años en el conocido Bar Antonio, en la cuesta de La Alcubilla, y después emigró al Rancho Chico. «Primero estuve como empleado, pero después me vine de nuevo y ahora lo trabajo para mí», explica. El bar es un lugar de vecinos de Torresoto y de trabajadores de los alrededores. Un café o una cerveza al mediodía. «Lo típico, desayunos y para tomar una copa. Este es el servicio que damos», comenta El Chicharra.

Repuestos y taller

Navarro Hermanos está a tope. Es una tienda de repuestos de motos y automóviles donde siempre hay un dependiente listo para atender. La tienda es un hormiguero de personas que van a buscar una bombilla para la motocicleta o un bote de líquido de frenos. Así que es imposible hacer preguntas.

Justo enfrente de Navarro Hermanos está el taller de Elisardo. Fue durante más de cuarenta años Talleres Chamizo. Ahora es Manuel Jesús Calero el que está al frente del local. «Bueno, no son buenos tiempos, pero nos vamos defendiendo», comenta. En el taller se ofrecen servicios de mecánica en general. Un clásico que no podíamos dejar pasar en la zona cercana a la glorieta.

Y si Navarro Hermanos, el taller de Elisardo o Rancho Chico son negocios muy conocidos, no menos lo es el bar El Niño. Lleva abierto al público unos treinta y siete años. Siempre fue el local de Diego Narbona, que en su día lo hizo para alquilarlo. Como acaba de ser padre, pues quiso bautizar el lugar como El Niño, y todavía está el nombre puesto en los toldos exteriores del local. Primero pasaron Antonio Plaza y su mujer Carolina. Eran los tiempos en los que el bar estaba abierto veinticuatro horas al día. Siempre había una tapa que tomarse o una buena tostada con pringá, que Carolina tenía unas manos estupendas para hacer los guisos y aprovechar la mencionada pringá que sale de un buen cocido.

Después vino Andrés Millán y comenzó una nueva etapa que dura ya bastantes años. Andrés le dio un tono más de comidas y menús para trabajadores. Ahora, su hijo Jaime es quien explota el negocio. Miguel Ángel Millán, el primo de Jaime, está de turno en el bar. «Lo clásico: berza, patatas con un filete, arroz a la cubana, sopa o un buen potaje. Que nadie busque cocina de vanguardia. Esto es un lugar para comer como en casa», subraya.

El bar El Niño ya casi tocando la otra glorieta de Cuatro Caminos. Y al otro lado está la del Consejo de Europa. Un lugar vivo, aunque quizá sea necesario darle un regado al césped y una puesta a punto de la fuente en recuerdo a la presidencia española en Europa en el primer semestre del año 1989.