Iberdrola se carga de energía
La eléctrica convierte los proyectos hidráulicos, la construcción de nucleares y el impulso a la energía eólica en EE UU en sus pilares para la siguiente década
Actualizado: GuardarLa apuesta está sobre la mesa. Iberdrola ya ha anclado los pilares sobre los que pretende apoyar su desarrollo durante la segunda década del siglo XXI para consolidarse como uno de los grupos energéticos más potentes del mundo. La eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán ha diseñado una estrategia centrada en tres áreas: la puesta en marcha de grandes infraestructuras hidráulicas tanto en Europa como en América, la entrada en el negocio nuclear en aquellos países donde sus autoridades retomen la generación atómica y un importante desarrollo eólico en Estados Unidos aprovechando el impulso que Obama quiere dar a las renovables.
El proyecto elaborado por la compañía va a requerir un importantísimo esfuerzo inversor a largo plazo. Una vez que haya concluido el actual plan estratégico 2008-2010, dedicará, si todo sale como está previsto, miles de millones a lograr el objetivo fijado.
Iberdrola está a las puertas de la tercera fase de la era Galán. Cuando el empresario salmantino fue nombrado en 2001 vicepresidente y consejero delegado de la firma, que en aquel momento atravesaba una delicada situación, alumbró un primer documento que giraba en torno a una idea: había que concentrarse en el negocio eléctrico y en el mercado español. La iniciativa puso en marcha todo un proceso de desinversiones que supuso la salida de la compañía del capital de grupos como Telefónica o Repsol. De forma paralela, potenció su crecimiento en España. Por un lado, levantó numerosas centrales de ciclo combinado. Por otro, apuntó a las energías renovables y puso el acento en el desarrollo eólico. Superada esa fase, Iberdrola ideó en 2006 un segundo plan vigente hasta 2008. La meta era impulsar la expansión internacional y convertirse en uno de los gigantes mundiales.
Un blindaje natural
Bajo ese paraguas, y en pleno proceso de reestructuración del mapa energético español -a finales de 2006 se especulaba abiertamente con posibles integraciones entre eléctricas españolas ante el riesgo de caer bajo las redes de una multinacional como la alemana E.on-, el grupo vasco protagonizó una importante operación internacional; un movimiento que muchos interpretaron como una estrategia para blindar a la compañía ante una posible compra hostil. Ese año adquirió la eléctrica británica Scottish Power por 17.100 millones de euros. Iberdrola, en cuyo capital ya había entrado ACS -la constructora de Florentino Pérez- era ya el tercer monstruo europeo del sector, sólo por detrás de la francesa EDF y de E.on, entonces en pleno asalto a Endesa.
No hubo que esperar muchos meses para que la firma de Galán se hiciera con otra empresa extranjera, aumentando así su protección ante un eventual ataque. En esta ocasión en EE UU, convertido en un mercado estratégico. En junio de 2007 pactó la compra de Energy East por más de 6.000 millones de euros, incluyendo deuda. La estrategia para blindar a la compañía y evitar ser fagocitada o aceptar una indeseada fusión nacional aumentó aún más la tensión con ACS -el principal accionista de la eléctrica- y sobre todo con el ex presidente del Real Madrid, que quería unir Iberdrola y Unión Fenosa.
No ha sido el último reto. A Galán aún le quedaba por superar una difícil prueba: zafarse del pressing de la compañía gala EDF, que, de la mano de Florentino Pérez, emprendió hace ya un año una batalla por hacerse con el control de la empresa vasca, un asalto que ha quedado desactivado
Así, y despejado el panorama, Iberdrola ha entrado en la tercera fase. Es un momento muy delicado, en plena recesión internacional. Una situación que, según la compañía, aconseja consolidar las operaciones corporativas realizadas en los últimos años y poner en marcha una política inversora marcada por la prudencia. Y se verá este año, con una importante desaceleración de los desembolsos, que se situarán en torno a 4.500 millones de euros frente a 13.000 en 2008.
Reducir la dependencia
En ese contexto, y ante el intenso debate suscitado a ambos lados del Atlántico para reducir la dependendencia del petróleo y del gas, Iberdrola se va a volcar en tres áreas: la construcción de complejos hidráulicos, de centrales nucleares y de nuevas instalaciones eólicas en EE UU.
La apuesta por la energía que producen los saltos de agua supone una vuelta a los orígenes de la empresa, que hoy la considera una «pieza clave para aumentar la seguridad y garantizar el suministro, al tiempo que permite reducir la dependencia del exterior». Ya cuenta con alrededor de 10.000 megavatios (MW) de capacidad en todo el mundo, un 22% de su generación total. Sólo en España opera 208 centrales, que suman 8.840 MW. Además, explota instalaciones de este tipo en Brasil, Chile y EE UU.
Pero quiere más. La eléctrica desarrolla actualmente un ramillete de proyectos, tanto a nivel nacional como extranjero. El último en conocerse da una idea clara de la dimensión de esta actividad. La pasada semana, Sánchez Galán firmó con el primer ministro portugués, José Sócrates, el contrato de adjudicación de una gran complejo hidroeléctrico en ese país. El proyecto es uno de los más importante desarrollados en Europa en los últimos 25 años. Además, Iberdrola ha iniciado la construcción de otras 14 con una potencia conjunta de más de 2.000 MW.: tres en España y once en Brasil
De nuevo, el átomo
La segunda pata de la estrategia de Iberdrola es el negocio nuclear en aquellos países cuyas opiniones públicas y dirigentes políticos han apostado por la vuelta a este tipo de energía y la consiguiente renovación de sus actuales reactores. Futuro que en España se sitúa como muy lejano, dada la actual moratoria atómica que el Gobierno de Rodríguez Zapatero no despejará hasta dentro de unos meses con su decisión sobre la continuidad de la central de Garoña.
Donde ya se ha tomado la decisión es en Reino Unido, donde la eléctrica se ha unido a Scottish and Southern Energy (SSE) para pujar en el programa de construcción de nuevos complejos durante la siguiente década.