nURIA BASI | HIJA DE ARMAND BASI Y PRESIDENTA DE LA MARCA

''En los años sesenta la gente no entendía que se viera el logo''

La familia Basi se encargó de introduciral ‘depredador’ en el mercado español

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Las agallas y la inconsciencia juvenil llevaron a Armand Basi y a su hermano Josep ha presentarse en los años sesenta en la casa de un tenista por aquella época consagrado: René Lacoste. Hasta su chalét del País Vasco francés acudieron con unos polos similares a los que había empezado a comercializar el señor Lacoste. Una locura que dio resultado, ya que la química fusionó a estos tres hombres. Desde entonces, la empresa Basi posee la licencia de Lacoste en España para la fabricación y distribución, y fueron los únicos que contaron con el beneplácito de la casa francesa para adaptar la marca al mercado español. Han llovido años y ambas marcas han crecido paralelamente. Sus precursores han dejado una buena herencia en el mercado textil. Pero ambos ya no están para ver su progreso. El visionario empresario catalán, Armand Basi, fallecía hace unas semanas. Ahora, su hija Nuria es la actual presidenta de la empresa, quien explica cómo el famoso cocodrilo llegó y se expandió en España.

–¿Hasta qué punto llega la relación entre Basi y Lacoste?

–La unión data de 1962, cuando mi padre y mi tío conocieron a Lacoste. Para que nos entendamos, aquí la empresa es Basi S.A. Tenemos la licencia de Lacoste para diseñar, fabricar y distribuir en España sus prendas textiles, así como cinturones y camisetas. Luego está nuestra propia marca: Armand Basi.

–Van de celebración en celebración.

–Ha sido casualidad. En 2007 celebramos los 20 años de Armand Basi, aunque nació en 1948 de la mano de mi abuela. Las prendas que se hacían eran de calidad, pero las marcas no eran tan importantes. Luego se elevó a una línea más de moda, tal y como la conocemos hoy. Es fantástico. En el caso de Lacoste imagínate que la prenda textil siga vigente desde 1933. Si repasas la historia, es la primera que perdura a las modas, y más ahora que se quedan obsoletas en sólo seis meses.

–¡Y qué dure muchos años!

–Y tanto. Nosotros creemos que sí. Es un tipo de ropa atemporal, y además la puede llevar desde un bebé hasta una señora de noventa años.

–¿Pero cómo se consigue ese vínculo entre los Lacoste y los Basi?

–Lacoste se lanzó en España en 1962 después de que mi familia firmara un contrato de licencia. Entonces, el cocodrilo sólo exestía en Francia y aún de una manera muy pequeña. En aquel momento estaban los polos blancos básicos para jugar a tenis. Todavía no se habían lanzado a llevarlos por la calle. A partir de entonces, se comenzó a trabajar para producir más rápido el diseño y ampliar la gama de productos.

–No debió ser fácil lograr la licencia.

–Los únicos que conocían la existencia de Lacoste en España era la gente que jugaba a tenis y los que vivían cerca de Francia. Así que mi padre y mi tío se fueron a visitar a René Lacoste a su residencia en el País Vasco. Y lograron el permiso.

–¿Cómo recuerda esa época?

–Introducir Lacoste en el mercado español fue duro. En los años sesenta la gente no entendía que se viera el logo. No era fácil venderlo.

–Ha aportado mucho a la moda.

–Sí. Ha contribuido a que la moda deportiva traspasara a la calle y ahora la llevemos todos.

–¿Sigue relacionada a determinadas clases sociales?

–No. Procede del tenis, que hace 40 años era elitista. Ahora, no.