Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
LA ROTONDA

Material de derribo

MANUEL A. CASTILLO
Actualizado:

Una biblioteca puede cambiar un barrio», dice la poetisa colombiana Meira Delmar. A sus 86 años mira al mundo con el dolor del desamor, la delicadeza del verso, la fortaleza de una mujer ya a contratiempo y la distancia de la edad. Y todo con buen humor. En sólo seis palabras construye lo que sería el mejor programa electoral, el mayor ideal político, la más acertada alianza de civilizaciones. Y lo remata con autoridad: «Sólo la cultura nos puede salvar de la violencia».

Esta receta tiene la contundencia de lo simple, de lo discreto. Sin artificios ni eufemismos. Tan fácil y tan difícil. Faltan meiras y sobran delegadas, consejeras, diputadas, concejalas, ministras y alcaldesas. Aquí, en Cádiz, andamos enredados en debates de Estado de altísimos nivel mientras la cultura se cae literalmente a pedazos. La Escuela de Artes, la Escuela de Idiomas, los colegios y las instalaciones deportivas -también es educación- están tan deterioradas con la inquietud de nuestros políticos, a los que apenas le conmueven ver a jóvenes bailarinas reclamando en plena calle, tan sólo, un lugar seguro donde aprender, donde danzar, donde crecer. Un lugar donde no corran el riesgo de que les caiga un cascote sobre sus cabezas. Nuestra delegada de Cultura, Yolanda Peinado, prefiere jugar a ser una Magdalena Álvarez cualquiera, a hacer callar a periodistas, a imponer su despotismo cómico, a soñar con laureles de poder mientras guarda informes en el cajón porque se va de vacaciones. A levantar su dedo inquisidor. Y ella sólo es una entre un montón. Y el delegado de Educación, Manuel Brenes, se enfada por las quejas de los estudiantes. No es para tanto, debe pensar. Estamos en Cai. Se olvida, una vez más, de que su trabajo es el servicio público. Se cabrea con los padres que protestan cuando sus hijos pierden la plaza en su colegio de siempre, cuando los estudiantes protestan porque no tienen calefacción, cuando los alumnos se quejan por bailar entre escombros...

La alcaldesa Teófila Martínez, los concejales socialistas de la aposición y la Junta de Andalucía nos harían un gran favor si bajaran de sus atalayas, si se mojaran los pies para construir el futuro. En Cádiz necesitamos muchas bibliotecas. Y no sólo para leer.

Nos empachamos de cadismo, de comparsa y chirigota, de estribillo ordinario jaleado desde las butacas. Y dejamos caducar el futuro, la danza, el teatro, la música, el deporte, el verso y el compás binario, porque aquí sólo manda el tres por cuatro.

Nos movilizamos por una plaza, por una calle, por un quiosco, por un edificio nostálgico y sentimental, y callamos cómplices cuando maltratan la cultura y la educación. Nos gusta una tribuna de 40 millones de euros mientras la sala de danza tiene goteras, cuando los jóvenes se deben marchar a Sevilla porque aquí, en Cádiz, faltan grados superiores para pianistas, para bailarines, para mentes inquietas.

CONMIGO O CONTRA MÍ

Esto es lo que debe pensar el Gobierno de Zapatero. Su reacción tras la decisión del Supremo de considerar ilegal la objeción de conciencia contra la Educación para la Ciudadanía más parece de un puñado de ultras que de los gobernantes de un país. Al margen de las razones de unos y otros, no debe ser motivo de alegría y alborozo para un Gobierno una decisión judicial que lesiones los preceptos morales y éticos de miles de familias, aunque no coincidan con los suyos. En todo caso, sería más razonable atender los deseos de esta aparente minoría (como los de todas) e intentar hallar soluciones que defiendan su libertad de conciencia y su derecho a educar a sus hijos según sus convicciones. La ex ministra socialista Cristina Alberdi comentaba esta semana que el problema de la asignatura es que en cada comunidad hay textos y libros diferentes, dando a entender la existencia de un desbarajuste más bien frívolo. Al final, cada comunidad autónoma adaptará los textos a la ideología de los gobernantes, cada comunidad educativa elaborará libros ad hoc y cada colegio enseñará según sus convicciones liberales, laicas, católicas, conservadoras o lo que sea. Y cada profesor, de acuerdo a su libertad de cátedra, pasará todos los contenidos por su tamiz intelectual. Vaya, todo un ejemplo de planificación.

UN TOQUE DE ATENCIÓN

La Oficina de Protección de Datos le ha dado un toque de atención a la Junta de Andalucía. El próximo curso no podrá publicar los datos personales de las listas de alumnos admitidos. Se trata de defender la intimidad de alumnos y padres a los que la Consejería de Educación dejaba a los pies de los caballos para que sus vecinos y padres de alumnos investigaran sus cuentas, su domicilio, su estado civil. Vaya, un alarde de dejación de funciones, ya que debería ser el poder público y no mi vecina la que pusiera los medios necesarios para evitar fraudes en la designación de plazas escolares.

P. D. La Sociedad General de Autores ha reconocido la dificultad para verificar la autenticidad de los autores registrados. Eso sí, no tienen ninguna a la hora de cobrar. Un escándalo recaudatorio con el beneplácitos gubernamental.