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La familia del acusado de agredir a una joven en Conil niega que la amenazara con descuartizarla
El padre del supuesto agresor rechaza que éste intentara usar una motosierra, como narró la víctima; aunque en la denuncia ante la Guardia Civil no lo incluye La jueza ha registrado la vivienda del joven imputado para reconstruir los hechos
Actualizado: Guardar«Si mi hijo es culpable de algo, que lo pague; pero que no se le acuse de algo que no ha hecho, que no se diga que ha descuartizado a gente y mete los cuerpos en una nevera. Eso no es cierto». Con estas palabras y con un gesto consternado, se expresaba ayer a este periódico Joaquín, el padre del joven de 19 años y vecino de El Colorado, en Conil, imputado como presunto autor de una brutal paliza contra una joven de 25 años, llamada Mercedes, que al parecer, acudió a su casa ejerciendo la prostitución.
Ayer, la jueza que instruye el caso y agentes de la Policía Científica de la Guardia Civil acudieron a esta casa rural, situada en un carril del Barrio Nuevo de El Colorado, parar recabar pruebas y rastros, además de recrear los acontecimientos de aquella noche del pasado 20 de enero.
El joven detenido, Alberto G. R., fue trasladado desde la cárcel de Puerto III, donde permanece retenido en prisión provisional, para que estuviera presente durante el registro y la reconstrucción, que se prolongó a lo largo de toda la tarde de ayer, para aclarar una historia que aún permanece turbia.
Según la denuncia que puso Mercedes (la víctima de la agresión) en las dependencias de la Guardia Civil de Chiclana, ambos jóvenes no se conocían, pero ella acudió a la vivienda del joven como asistenta del hogar. Aunque posteriormente ha reconocido que los servicios que el joven contrató eran sexuales.
Quiso estrangularla
Cuando ya se encontraba en la casa, Alberto, sin mediar palabra, la golpeó en la nuca con un rodillo de cocina que le provocó una de las grandes brechas que tiene en la cabeza. Perpleja por una agresión tan brutal y sin sentido, ella le preguntó: «¿Qué estás haciendo?».
«Es una broma», le dijo él como absurda excusa. Entonces ella empezó a sangrar y él, tras reirse de esto, volvió a abrirle la cabeza con tres golpes en la frente. Mercedes, siempre según reza su denuncia, se abalanzó contra él y se defendió arañándole la cara y dándole un fuerte bocado en el cuello. Pero él la cogió del pelo y la arrastró hasta «una parte del garaje», donde intentó estrangularla. «No hubo motosierra, porque no tenemos, y la única nevera que hay en la casa es de helados, es pequeña y está llena de comida», insistía por aclarar ayer el padre de Alberto, que lamenta que se haya tachado a su hijo de «descuartizador», repetía ayer, durante el registro de la Policía Judicial de la Guardia Civil, en el que también estuvo presente.
Efectivamente, Mercedes no menciona el uso de una motosierra ni recuerda haber sido encerrada en una nevera, como se ha narrado en diversos medios de comunicación. Aunque sí asegura que la amenazó con matarla «porque si no, lo denunciaría».
Entonces ambos llegaron a un acuerdo propuesto por el joven: él le perdonaría la vida e incluso le pagaría 1.000 euros, si mentía a los agentes de la Guardia Civil acerca de los hechos. Así, cuando una patrulla llegó a la casa alertados por teléfono por el propio Alberto, encontraron a la víctima sangrando y «paralizada», según fuentes de la Benemérita, que recuerdan cómo «permaneció callada», hasta que fue trasladada a un hospital. Además de dos grandes brechas en la cabeza, sufría numerosos hematomas a lo largo de su cuerpo.
Una denuncia falsa
El joven explicó, en cambio, que un desconocido había entrado en la casa y fue el causante de la agresión. Días después, Mercedes denunciaba los hechos, desmintiendo esta versión. La historia, no obstante, sigue enturbiada por las diferentes versiones y contradicciones que tanto el joven como la víctima han ido relatando a la jueza y a los agentes que llevan la investigación. Es por eso que, tras casi 11 días, éstos hayan vuelto al lugar del delito para recrear todo lo sucedido.
La propia familia de Alberto pide «que se aclaren los hechos», e incluso asumen la posibilidad de que el joven sea el culpable de la agresión, «debido a un arrebato», lo excusan. No obstante, el padre ha llegado a denunciar una supuesta «extorsión» por el marido de la víctima, que «le llamó para pedir dinero», explican fuentes cercanas la familia. «Hemos recibido, además, dos o tres llamadas en las que no hablan y luego cuelgan», señalaba el padre del joven, «que nunca había dado problemas».