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CACHEO. Todo vehículo que entraba o salía en Barbate era inspeccionado. / FOTOS: VÍCTOR LÓPEZ
Ciudadanos

Barbate ya no es ciudad sin ley

Una operación sorpresa de la Guardia Civil 'cerró' la ciudad con controles de vehículos en todos los accesos; con esto se ha conseguido lanzar un mensaje de firmeza al mundo del narcotráfico

MIGUEL D. GARCÍA
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Barbate a las diez de la noche era el pasado jueves una ciudad tranquila, casi desértica. Algunos podrían decir que parecía una ciudad muerta, de no ser por el paso de algún coche o un peatón, el ruido de música en un bar, casi vacío, cercano al puerto. «Parece tranquila, pero está latente...», afirma un agente de la Guardia Civil de la ciudad, que ha conocido cómo un pueblo pesquero y modesto como éste, puede convertirse en uno de los focos de atracción del turismo en verano, y cómo ese mismo pueblo ha sido durante años, capital del hachís marroquí en España, y escenario de la mayoría de las operaciones contra el narcotráfico que aparecían en los medios de comunicación reiteradamente.

«Está latente..., y en cualquier momento puede aparecer», añadía este mismo agente. Uno de los 30 que el pasado jueves de tranquilidad y calles casi desiertas participaron en la operación sorpresa llevada a cabo por la Guardia Civil en la ciudad, que 'cerró' los seis accesos de Barbate para interceptar tenencia de drogas, denunciar infracciones de tráfico y conductores sin licencia, o la identificación de personas reclamadas por la justicia.

Con todo, el principal objetivo de este tipo de dispositivos es lanzar un claro mensaje a los narcotraficantes que aún utilizan el pueblo como base de operaciones: Barbate no es una ciudad sin ley.

Operativo en Sanlúcar

Una operación similar se llevó a cabo el pasado año en localidades como Sanlúcar, cuando la ciudad entera quedó 'cerrada' por tierra, mar y aire, y en el que además de controlar el paso de vehículos en los accesos a la ciudad, intervinieron patrullas de la Guardia Civil Marítima y un helicóptero de vigilancia que peinaron el río Guadalquivir. El objetivo, también similar. Y aunque la cantidad de la droga incautada fue mínima, el mensaje quedó claro: la vigilancia sobre esta zona del litoral existe.

El dispositivo también se ha repetido en las últimas semanas en otras localidades de la costa, como Conil o Chiclana. En esta ocasión, en la localidad barbateña, además de agentes del cuartel de la ciudad, participaron miembros de otros municipios cercanos como Vejer, Conil y agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona).

«¿Qué pasa? ¿está todo Barbate lleno de guardia civiles!», espetaba la noche del jueves un joven barbateño, mientras agentes de la ciudad lo hacían bajar de su coche en uno de estos controles de carreteras, junto al puerto de la ciudad. El joven, de unos 27 años, se explica ante uno de los agentes: «Es la cuarta vez que me paran y la tercera que me multan», asegura.

Mientras, los agentes registraban su coche y lo cacheaban a él y sus tres acompañantes, en busca de posturas de hachís, papelinas de cocaína o MDMA, dosis cuya tenencia no implica un delito, pero sí una falta.

En total cuatro puntos se cerraron al tráfico el jueves: la entrada por la A-314, la glorieta de acceso a Zahara, la carretera hacia Los Caños, a la altura del puerto pesquero, y la misma pedanía de Los Caños, ahora desierta, aún más que la propia ciudad de Barbate.

A pesar de ser «una noche tranquila», como afirma un guardia civil apostado junto a Zahara, el dispositivo dio resultados que son elocuentes: de los 18 vehículos que fueron inspeccionados, 10 personas llegaron a ser denunciadas tanto por llevar alguna porción de droga, como por infringir las normas de seguridad del tráfico: tanto por no llevar el carné como, en muchos caso, por conducir sin el cinturón de seguridad. No hubo incautación de cargamentos con fardos de hachís. Nada espectacular. Pero tampoco era ese el objetivo de la operación. O quizá, de alguna manera sí: amedrentar la entrada de posibles alijos esa noche y en las sucesivas.

El peso de la mala fama

«La Guardia Civil está últimamente muy movidita», asegura detrás de una barra el camarero de uno de los pocos bares de la zona, prácticamente vacío a unos cuantos parroquianos. «Y me alegro de que sea así, porque hacía falta», añade.

Y es que el peso de la (mala) fama del narcotráfico que pesa sobre Barbate, resulta un lastre aún más pesado para sus miles de vecinos, que aseguran abiertamente estar hartos ya de sufrir después de tantos años, del sambenito y pretenden «limpiar la imagen de la ciudad».

mgarcia@lavozdigital.es