LA PARCELITA

Dale con la Aduana

Una vez que hecho público el informe sobre el derribo del edificio de la Aduana, vuelvo a sorprenderme de cómo funcionan nuestras administraciones. Si incomprensible era el «donde digo digo, digo Diego» mucho menos comprensible es que, amparándose en un dictamen que lo único técnico que esgrime es que una parte de la ciudadanía, tres mil, decidan pedir el indulto, es suficiente para dar marcha atrás en lo ya más que pactado. Mas sorprendente aún resulta que, desde febrero de 2008, existiera otro informe favorable al derribo, guardado en un cajón de la Subdelegación del Gobierno y que ahora salga a la luz, incomprensible y hasta maquiavélico, diría yo.

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¿Cómo puede retrasarse tanto la decisión de incluir al edificio en el catálogo de «intocables» si los argumentos ya se conocían? No tiene otra explicación que la de dilatar la ejecución de una obra que sin duda de cara al Doce ya tendría que estar mas que empezada.

Ahora, todos quieren quitarse de encima la patata caliente. Nuestra delegada de Cultura, que dictó la sentencia, argumenta que de ninguna manera se interprete esto como una decisión política para fastidiar los proyectos del Ayuntamiento, pobre excusa, nadie la cree. Los dirigentes del Ayuntamiento, como no han tenido arte ni parte en el embrollo, culpan al partido en la oposición de la parida y no les falta razón. Ahora, visto lo visto, ante la cantidad de tinta que está corriendo con el asunto, la oposición, dice que sí pero no. Ellos hace unos años admitieron el derribo pero no era un proyecto en firme y ahora que tampoco esto es definitivo, en qué quedamos.

De lo que sí estoy más que seguro es que si todos los implicados fueran del mismo color, los informes seguirían en el cajón y la piqueta ya habría acabado con la polémica y,cómo no, con la Aduana.