HELADO. Raúl Castro se adapta al frío moscovita. / REUTERS
MUNDO

Primera visita de un líder cubano a Rusia en 23 años

Los tiempos cambian, dice una canción. El presidente Raúl Castro llegó ayer a Moscú para una histórica visita con la que estrechar lazos con su aliado de tres décadas. Es el primer viaje de un gobernante cubano a Rusia en 23 años y la segunda del general Castro al exterior desde que asumió el poder.

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En 1987 fue el ahora convaleciente Fidel Castro quien era recibido con todos los honores cuando asistió a las ceremonias del setenta aniversario de la Revolución rusa. Ayer, su hermano Raúl pasó revista a las tropas muy bien abrigado para soportar las bajas temperaturas, que no se corresponden al caluroso ambiente creado en torno a la recuperación de relaciones diplomáticas bilaterales, y especialmente las económicas y militares.

Hasta mañana la agenda será privada. No obstante, hoy mantendrá conversaciones informales con el presidente ruso, Dmitri Medvédev, en la residencia presidencial de Zavidovo, reservada a invitados muy importantes. El día 30, Raúl Castro, militante comunista desde su juventud, será recibido formalmente en el Kremlin donde ambos mandatarios atestiguarán la firma de nuevos acuerdos de cooperación.

En los últimos años las relaciones comerciales entre los dos países crecieron con rapidez. Sin embargo, analistas soviéticos consideran que sus lazos no serán tan estrechos como en los tiempos de la guerra fría, cuando la Unión Soviética sostenía financieramente a la isla. Su desintegración dejó al régimen castrista sumido en una profunda crisis económica. Tampoco en Cuba contemplan una dependencia como la de antaño. Ahora se trata de negocios. En los que tiene mucho que ver que Rusia aparcó el espinoso tema del cobro de la deuda cubana, cifrada en unos 15. 000 millones de euros.