Más de un millón de personas, según el Gobierno, y más de dos millones, cifra de los sindicatos, han secundado las manifestaciones en Francia. / Ap
contra la política anticrisis

Sarkozy anuncia que se reunirá con los agentes sociales tras la protesta masiva en las calles

Los ocho sindicatos convocantes de la huelga general consideran un "éxito" la jornada

PARÍS Actualizado: Guardar
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La huelga general que vive Francia este jueves ha dado su primer fruto antes incluso de que acabara la jornada. Al termino de las cerca de 200 manifestaciones que han recorrido las calles de las principales ciudades del país, pero todavía con los paros que han complicado las comunicaciones, el presidente, Nicolas Sarkozy, ha anunciado que se reunirá el mes próximo con los sindicatos.

A través de un comunicado, el presidente ha asegurado entender la "inquietud legítima" de los ciudadanos ante "la crisis de una amplitud sin precedentes que afecta a la economía mundial". "En este periodo particularmente difícil, nuestros conciudadanos temen por su empleo", ha apuntado Sarkozy, que ha señalado que "los poderes públicos deben escuchar, dialogar y estar muy dispuestos a actuar".

Ese dialógo se producirá, a lo largo del próximo mes, con las organizaciones sindicales y patronales "para acordar el programa de reformas para 2009 y los métodos para ponerlo en marcha". Esta era una de las reivindicaciones de los ocho sindicatos que habían convocado para hoy una jornada de huelga general, la primera en el mandato de Sarkozy.

Con 2.500.000 manifestantes según los organizadores y 1.080.000 según la Policía, ha sido el movimiento sindical más seguido en Francia desde 2006. "Francia debe salir fortalecida de esta prueba", ha indicado Sarkozy, que ha aprovechado para agradecer a los trabajadores del sector público que respetaron los servicios mínimos.

Satisfacción de los sindicatos

Las marchas se habían convocado en más de 200 ciudades en protesta por las consecuencias de la crisis económica y por la política del Gobierno para atajarla. En París, los cuatro kilómetros que separan las plazas de la Bastilla y de la Ópera han visto desfilar al mayor número de manifestantes del país (300.000 según los sindicatos, 65.000 según la delegación del Gobierno), el doble que en la última jornada unitaria de los sindicatos.

Los ocho sindicatos convocantes han considerado un "éxito" la jornada al haber reunido "las mayores manifestaciones de trabajadores de los últimos 20 años", según el presidente de la CFDT, François Chérèque. Una "fuerza en la calle" que debe ser "escuchada" por el presidente Sarkozy , decía el líder de la CGT, Bernard Thibault, antes de que Sarkozy anunciara que escuchará a los agentes sociales.

Entre las pancartas más repetidas, las que exigían al Ejecutivo una ayuda para los trabajadores similar a la que han dado para salvar a los bancos. "El dinero de los banqueros debe venir a nosotros", rezaba una de ellas en la manifestación parisiense. "Ellos son el problema, nosotros la solución", podía leerse en otra. En la marcha ha participado la líder del Partido Socialista, Martine Aubry, con un grupo de compañeros de su formación.

Aunque el grueso de los huelguistas procedían del sector público, la manifestación de París ha contado con un importante número de trabajadores de empresas privadas, muy preocupados por las consecuencias de la crisis económica. Algo similar ha ocurrido en otras ciudades, donde muchas manifestaciones han sido casi monopolizadas por los trabajadores de una o dos empresas que afrontan planes de reestructuración y despidos.

La huelga complica el transporte

La huelga ha logrado paralizar buena parte de los trenes franceses -40% de los de alta velocidad y 70% de los regionales-, ha obligado a anular muchos vuelos y ha complicado el tráfico en las grandes ciudades. Pero no ha sido el "jueves negro" que auguraban los sindicatos en los días previos. El metro parisiense ha funcionado con relativa normalidad, así como los autobuses, lo que ha descongestionado el tráfico de la ciudad.

Más difícil ha sido llegar al trabajo desde los barrios periféricos de París, un camino que diariamente emprenden miles de personas en los trenes de cercanías, los que más han sufrido los efectos de la huelga. Sólo han funcionado la mitad de los previstos y algunas líneas han estado completamente paradas durante la jornada. En los aeropuertos, los vuelos de larga distancia no se han visto afectados, pero los de medio y corto recorrido han sufrido retrasos de hasta una hora, sin contar con las anulaciones previstas la víspera por las aerolíneas.

También han cerrado numerosas escuelas, porque aproximadamente la mitad de los docentes ha secundado la huelga. El servicio de correos, así como las eléctrica EDF, el grupo de telecomunicaciones France Telecom y los hospitales también han sufrido las consecuencias de la protesta. El Gobierno calcula que un cuarto de los funcionarios no ha acudido a su puesto de trabajo.