VÍCTIMA. Esperanza Aguirre conversa con Mariano Rajoy en la Universidad Juan Carlos I, tras asistir al nombramiento de doctor 'honoris causa' de Rodrigo Rato. / R.C.
ESPAÑA

La secretaria general del PP alerta de que la imagen del partido corre peligro

Esperanza Aguirre quiere que la Asamblea de Madrid obligue a Ruiz-Gallardón a aclarar si policías locales se dedican al espionaje

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La secretaria general del PP dio ayer la voz de alarma sobre las consecuencias del escándalo de espionaje en el seno de la organización en Madrid. María Dolores Cospedal reconoció las limitaciones de la investigación interna, que sólo abarca el terreno de la política, y dijo que se está poniendo en juego «el buen nombre del PP».

La escalada de acusaciones mutuas de espionaje entre la Comunidad de Madrid, el ayuntamiento y los dos últimos tesoreros del partido a la dirección que preside Mariano Rajoy, impotente para frenar una batalla política y de intereses en la que todos acusan a todos.

Esperanza Aguirre sostiene que ella es la auténtica víctima de una trama supuestamente montada para atacarla, pero Cospedal tuvo que desmentir ayer que la dirección nacional inspire una ofensiva contra la presidenta de Madrid. «De ninguna manera, eso es un disparate», dijo la secretaria general a Telemadrid.

La número dos del PP está convencida de que las consecuencias del escándalo no afectan sólo a determinados dirigentes, sino que minan la credibilidad y la imagen del partido. En su opinión, «el mayor daño político» es el que «se le hace al PP».

La secretaria general de los populares no es la única que tiene un análisis tan negativo de la actual situación interna, porque numerosos dirigentes, afectados o no por el espionaje, se muestran igualmente alarmados y son muy pesimistas sobre una posible salida a la crisis. Fuentes de la dirección creen que la investigación interna que Rajoy encargó a Cospedal está condenada al fracaso porque ella ni tiene medios ni está en condiciones de llegar al fondo del asunto, y tampoco puede adoptar medidas disciplinarias para zanjar el caso. Aunque ella haya declarado su voluntad de «recabar toda la información posible», sólo puede citar a los militantes de su partido, puesto que los ex policías implicados en la trama sólo están obligados a declarar ante un juez.

Como la secretaria general, la mayoría de los dirigentes 'populares' piensan que es necesario poner a salvo el honor del partido mediante la exigencia de responsabilidades políticas.

Los vicesecretarios Javier Arenas y Esteban González Pons coincidieron en este punto con Cospedal: el partido opositor no va a «mirar para otro lado» porque «tiene la obligación» de analizar las informaciones sobre lo que ha ocurrido, aunque apuntan que las responsabilidades jurídicas se ventilan en los tribunales.

Sin embargo, cualquier exigencia de responsabilidad política requiere de un pacto entre Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Galllardón que, por el momento, parece una quimera porque los medios de comunicación continúan aireando escándalos que afectan a todos.

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, en el punto de mira del espionaje, ratificó hoy la denuncia de su gobierno para que el juez investigue el supuesto espionaje del que fue objeto. Aguirre anunció que propondrá a la Asamblea de Madrid que obligue al alcalde Ruiz-Gallardón a «aclarar» si, como dice el diario 'El Mundo', existe una unidad parapolicial en el ayuntamiento que también se dedicaría al espionaje.

Rajoy lo sabía

A pesar de las advertencias de la secretaria general, Esperanza Aguirre no está dispuesta a levantar el pie del acelerador. Ayer reiteró que Rajoy estaba al tanto de los informes que circulaban en el PP sobre el patrimonio de su vicepresidente, a los que ella no dio crédito en ningún momento. «Ninguna de las personas en la Comunidad de Madrid se ha enriquecido», dijo en la cadena COPE.

Además del aviso que recibió del presidente del PP en 2006 sobre los datos supuestamente comprometedores que manejaba el tesorero Álvaro Lapuerta, la presidenta aseguró que, en el año 2008 y en plena guerra interna, el líder del partido volvió a tratar sobre el mismo asunto con el vicepresidente de la comunidad.

«En 2008 hubo alguna conversación entre González y Rajoy», desveló en la misma entrevista Aguirre, y dijo que su 'número dos' se quejó al presidente del partido de que «se diera pábulo a algunos dossieres que se hacían contra él». Pero la presidenta dejó muy claro que González sigue contando con su pleno apoyo y afirmó que todo es «absolutamente falso».

Apenas hay puntos de coincidencia en las declaraciones de la presidenta y la dirección nacional del partido, pero hoy han convergido. González Pons insistió en situar al PSOE en el punto de mira para desplazar la atención de las filas 'populares', y dijo que «cuando algo le va mal al PP, el PSOE está detrás».

Esperanza Aguirre también apuntó a los socialistas como beneficiarios del escándalo: «Al PSOE le interesa porque el PP tiene dos citas electorales muy importantes y nos debilita»,