El Sevilla será el rival del Athletic en semifinales
Golpe ‘in extremis’ al Valencia, defensor del título, que se despidió de la competición en el minuto 89 de la vuelta
SEVILLAActualizado:El Sevilla CF será el rival del Athletic Club en las semifinales de la Copa del Rey, una eliminatoria cuyo partido de ida está inicialmente previsto para el próximo miércoles, 4 de febrero, en el Sánchez Pizjuán y la vuelta para el 4 de marzo en San Mamés.
El Sevilla golpeó ‘in extremis’ al Valencia, al defensor del título, que se despidió de la competición en el minuto 89 de la vuelta de una vibrante eliminatoria que enfrentaba a los dos últimos campeones y que derivó en premio para el equipo que más lo buscó. Cuando el Valencia suplicaba agazapado en su área porque el árbitro pitase cuanto antes el final, Schilacci remontó el partido y la eliminatoria y premió la insistencia del Sevilla en un duelo escaso de fútbol pero pleno de emoción que tuvo tres goles a balón parado. Los méritos fueron del Sevilla, al que le faltó remate hasta esa recta final en la que el Valencia pagó su conservadurismo y su actitud defensiva, creyendo que con su victoria por la mínima en Mestalla y por haberse adelantado en el Sánchez Pizjuán sería suficiente. Sin el lesionado Villa, el Valencia no dejó de sufrir en terreno sevillista, quedó a expensas del acierto ofensivo del equipo local, y no le bastó. El Sevilla también tiene demasiadas dudas y tampoco anda sobrado de fuerzas, pero ya está a sólo dos pasos de volver a la final, aunque ahora le espera el Athletic en otro complicado doble duelo, con el aliciente de ver de nuevo a Joaquín Caparrós contra su ex equipo.
Por si no era suficiente con el 3-2 de la ida, se le puso aún más cuesta arriba la eliminatoria al Sevilla con el tempranero gol de Marchena, que cabeceó solo a la salida de un córner y confirmó la inestabilidad defensiva de los andaluces, y también mental, porque los locales quedaron muy tocados. Tardó muchísimo en llegar la reacción, y aun sin buen juego del Valencia, que acusó la ausencia de Villa, estuvo más cerca el segundo gol que el empate que ansiaba la afición. La derrota por la mínima acogotó al Sevilla, incapaz de tranquilizarse y mandar en el medio campo, y sufriendo ante las contras del Valencia. Se sentía cómodo el equipo de Emery. El de Manolo Jiménez, en cambio, no carburaba, y tampoco entraba por las bandas. Por si no tenía bastante, Adriano se tuvo que retirar lesionado, aunque su puesto iba a ser para uno de los jugadores que parecía, sólo parecía, llamado a desequilibrar: Diego Capel.
Con el Valencia pensando más en defender su ventaja, el Sevilla se aprovechó de otro error defensivo y Kanouté, por quien pasan gran parte de las posibilidades de éxito de su equipo, puso la igualada. También a balón parado. Entonces el Sevilla se animó, impuso un ritmo más alto, se lanzó con decisión al ataque y logró encerrar en su campo al Valencia. La remontada la tuvo ya en el primer tiempo Luis Fabiano, pero falló en un mano a mano con el desafortunado César, que se resarció por no haber estado bien en el gol del empate y salvó entonces al Valencia. Aunque fue más error que el brasileño cuando el Sánchez Pizjuán ya festejaba el gol. De ahí hasta el descanso, el Sevilla no dejó de insistir y el Valencia rezó porque acabase cuanto antes un primer tiempo en el que no fue nada consistente.
Sin gol
Continuó en su línea el Sevilla, volcado sobre la portería contraria, y acarició pronto el segundo tanto, pero le faltó el gol. Las ocasiones se sucedieron en el área de un Valencia que tenía demasiadas dudas en defensa y concedía excesivas facilidades. Sin embargo, al Sevilla le fallaba la puntería y también le sobraba algo de precipitación. En el último pase o en la definición estaba la clave de la eliminatoria, pero el Valencia fue sobreviviendo, intentando reforzar su centro del campo, con la entrada de Fernandes y Edu. También salió Morientes por Silva, pero quizás más por no hacer otro cambio defensivo que por buscar ataque con el delantero extremeño, porque el Valencia sólo estaba su campo y ya ni siquiera intentaba las contras.
El cansancio mermó más aún a un Valencia que sólo corría el balón y quedaba a merced de que el Sevilla tuviese o no acierto en ataque. Sin embargo, la ansiedad también hizo mella en un Sevilla que a falta de mayor fluidez en su juego salió triunfante por otro córner y por Squilacci. Entonces el Pizjuán estalló de júbilo. Cuando más le podía doler al Valencia, aunque después hubiese cuatro minutos de tiempo añadido en el que sólo hubo fiesta sevillista.