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AUTOR. Manuel Vicent durante la rueda de prensa. / EFE
Cultura

Manuel Vicent: «Los jóvenes no se esfuerzan por leer por saturación de imágenes»

El escritor valenciano Manuel Vicent ha lamentado que los jóvenes no «necesitan el esfuerzo de leer o de empezar a volar, que es lo mismo», porque les es más fácil dejarse llevar por el gran impacto visual y la saturación de imágenes que reciben.

EFE
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En una rueda de prensa previa a su intervención en un acto con jóvenes en la Biblioteca Valenciana, Vicent ha señalado que los jóvenes de hoy «piensan en imágenes», porque éstas inciden más profundamente en el fondo del cerebro que la propia lectura, y ha recordado que, si hubo un momento en el que el cine se aprovechó de todo lo literario, «ahora la mitología cinematográfica se ha apoderado de la mitología literaria».

El autor de Tranvía a la Malvarrosa ha explicado que en su niñez comenzó a leer el Quijote, para más tarde empaparse de la historia sagrada y de los tebeos de aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín y el Guerrero del Antifaz, que le crearon «una serie de historias y sentimientos indelebles».

Leyendas y sueños

Nuestro cerebro, ha destacado Vicent, está vertebrado de leyendas y sueños, donde tienen cabida «alfombras voladoras y serpientes del paraíso», porque uno «debe escribir de lo que sabe y de lo que ha sentido», para no ser descubierto por el lector.

Manuel Vicent ha asegurado que en su mente hay territorios a los que siempre vuelve, y uno de ellos es la Valencia de su infancia, ese Mediterráneo que es ahora un ente y que descubrió lejos, en el Café Gijón de Madrid, «cuando ya lo había perdido».

Ese mediterráneo, ha explicado el autor de La balada de Caín, es un paradigma de armonía y caos, un mar «ensangrentado desde sus comienzos», pero con un deseo de belleza. Para el escritor, el actual Mediterráneo no le interesa, porque ha sido malvendido y porque, para él, el Mediterráneo de su infancia es más bien «un mar interior en el que cada uno navega a su antojo», ha concluido el periodista valenciano. Sobre el periodismo, Vicent ha señalado que siempre ha querido dar a sus columnas del domingo «ese giro ante el espejo» que sorprende al lector y le hace ver las cosas desde un punto de vista diferente, puesto que «el periódico del domingo se lee de otra manera» y «no hay derecho a amargar el domingo a nadie».