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«¿Se sabe algo?»
La policía maneja tanto la hipótesis del rapto como la huida voluntaria en el caso de Marta, la joven sevillana que lleva cinco días desaparecida. Su familia cree que se la llevaron
Actualizado: GuardarEl leve viento está a punto de hacer que la fotocopia se despegue del cristal. Un viandante se da cuenta y presiona el papel hasta devolverle cierta compostura. La imagen de Marta del Castillo, la joven sevillana desaparecida desde el pasado sábado, vuelve a dominar la cabina telefónica. Su fotografía inunda todas las calles de Sevilla, en especial las de su barrio, Tharsis, zona cercana a la estación de Santa Justa.
«¿Se sabe algo?». El camarero del bar de la Asociación de Vecinos Turdetania, a la que pertenece la familia de Marta, niega con la cabeza. Una respuesta que ha repetido numerosas veces en lo que va de mañana. Y aún no son ni las once. «Esto no pinta bien, ya son muchos días sin una pista», murmura otro cliente.
Otra vez una familia rota, impotente, desvalida. Antonio del Castillo, el padre de la joven, ejercita el duro papel de enfrentarse a las preguntas de los periodistas, cuando a él le encantaría que le respondieran a un cuestión capital: ¿Dónde está Marta?
Miguel, un muchacho de 19 años, la acompañó el sábado hasta casi la misma puerta del número 3 de la calle Argontonio. Marta recorrió unos 35 metros y se aproximó a su portal. Una vecina le saludó. Eran, aproximadamente, las nueve y media de la noche. Ahí se pierde su pista. Iba vestida como tantas otras adolescentes: pantalón vaquero, niqui blanco y chaqueta de pana fina marrón. Calzaba unas zapatillas planas, semejantes a las que usan los costaleros en la Semana Santa sevillana.
¿Por qué no subió Marta a casa? Los investigadores manejan con la misma solvencia las dos hipótesis posibles: desaparición voluntaria o involuntaria. «Se barajan las dos posibilidades y no hay ninguna opción que predomine sobre la otra», informó en la mañana de ayer Juan José López Garzón, delegado del Gobierno en Andalucía.
La familia no cree que Marta se haya marchado por su propia voluntad. No se ha llevado nada de ropa y, como mucho, tenía diez euros (no usa tipo de tarjeta de crédito).
Un grito
Su padre dijo el martes que otra vecina escuchó gritos de mujer a la misma hora y en el mismo lugar donde se pierde el rastro de Marta. Los investigadores policiales, agentes del Grupo de Menores (Grume) de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Occidental y de la Comisaría de Sevilla, intentan esclarecer si más vecinos (el edificio es una torre de apartamentos de doce plantas) vieron a la niña o escucharon algo sospechoso. Ayer, todos las familas del bloque donde viven los Del Castillo accedieron sin vacilar a que la policía entrara a sus hogares, sin necesidad de que se cursaran las pertinentes órdenes judiciales. Cualquier pista puede ser crucial.
Tampoco ha trascendido nada de las dos declaraciones que ha prestado Miguel, el chico que dijo haber acompañado a Marta hasta su casa.
Inspección en los pisos
Javier Casanova, tío de la desaparecida y portavoz de la familia, intenta mantener la compostura mientras, aprovechando la presencia de numerosas cadenas de televisión, lanza un desgarrador mensaje a la persona o personas que tengan retenida a su sobrina: «Lo que haya pasado no nos importa, lo único que queremos es que dejen a Marta, aunque sea sedada, en un lugar donde pueda encontrarala la policía, eso es lo único importante, que Marta regrese y que no hagan ninguna locura».
Todo el barrio quiere colaborar en la búsqueda de Marta. La asociación de vecinos Turdetania celebra mañana una asamblea extraordinaria para convocar una manifestación que recorrerá el sábado varias calles de Sevilla. No quieren que baje la intensidad de búsqueda.