Con crisis o sin crisis
Zapatero señaló en su intervención que las turbulencias económicas «no pueden parar nuestra determinación; es más, deben ser un acicate». En una reunión previa con responsables de la FAO y el Banco Mundial, entre otros organismos, ya adelantó que España «seguirá en primera línea, con crisis o sin crisis». Y es que, consideró, «el reto por el que se medirá la grandeza del siglo XXI será el de erradicar la miseria y la pobreza». Se mostró consciente de la «gravedad y profundidad» de la crisis económica en los países desarrollados. «Pero aquí será temporal -indicó-, un paréntesis duro y amargo, pero que se cerrará». Sin embargo, en los países azotados por el hambre y la pobreza extrema, la crisis más radical «es una forma de vida permanente, siempre al borde de la subsistencia. Una verdadera encerrona humanitaria a la que estamos obligados a buscarle, por fin, una salida». Estimó imperioso «reformar y reforzar el orden financiero internacional», para que se mueva «por principios de justicia, equidad y solidaridad», al tiempo que acabe «con la avaricia y el enriquecimiento sin mirar a los demás». Erradicar el hambre y la miseria, subrayó Zapatero, «no sólo da respuesta a los ideales de los derechos humanos, sino que abre espacios a la seguridad, la paz y la democracia».
Actualizado: GuardarComo colofón, propuso a todos los países comprometidos con la lucha contra el hambre un nuevo esfuerzo en la «movilización de recursos financieros», destinados al apoyo de políticas públicas «que fomenten la agricultura y la seguridad alimentaria y nutricional». Máxime cuando los expertos creen que las necesidades de los países pobres pueden oscilar entre los 25.000 y los 40.000 millones de dólares anuales, una cifra muy superior a las inversiones realizadas actualmente.