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COMPARECENCIA. El consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados (d), junto al vicepresidente y portavoz del Gobierno regional, Ignacio González. / EFE
ESPAÑA

Aguirre contraataca e implica al ex tesorero de Rajoy en la trama de espías

Álvaro Lapuerta, elegido por Aznar para dirigir las finanzas del PP, dimitió en 2008 después de sentirse a su vez víctima del espionaje

MAGIS IGLESIAS
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La guerra interna en el PP arrecia con nuevas sospechas de espionaje que, en esta ocasión, apuntan a la cúpula del partido. Esperanza Aguirre aseguró ayer que en 2006 Mariano Rajoy supo que el tesorero del PP, Álvaro Lapuerta, tenía información privada del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y del consejero de Interior, Francisco Granados, lo que confirmó una noticia difundida por El Mundo.

Las acusaciones a Lapuerta son la respuesta a la denuncia del ex tesorero, que el pasado lunes declaró a El País que se había sentido espiado en mayo de 2008. Tras informar de ello a su jefe de filas, presentó su dimisión el 2 de junio siguiente.

«En el año 2006, a mí me llamó el presidente del partido, Mariano Rajoy, para decirme que el tesorero tenía unos dossiers de los señores González y Granados. Inmediatamente, yo les pedí que hablaran con el tesorero y que aclararan cualquier asunto que pudiera parecer que pudiera poner en duda su honorabilidad. Se demostró que todo ello era falso y calumnioso», dijo Aguirre a los medios de comunicación y dio por buenas las informaciones de El Mundo.

El diario asegura que, tras el aviso de Rajoy a Aguirre, Lapuerta recibió al vicepresidente de la comunidad y «sacó del cajón de su despacho una carpeta en la que había anotaciones con cifras muy concretas» sobre el patrimonio de González y Granados. El entonces tesorero comentó que no veía relación entre el sueldo de González y su patrimonio y «además criticó algunas de las adjudicaciones de la Comunidad de Madrid», según la misma información. Cuando González negó la veracidad de la información, siempre según el periódico, el ex tesorero argumentó que es policía honorario por haber ocupado un cargo en el antiguo Ministerio de la Gobernación, «y llegó a mostrarle una placa del Cuerpo Nacional de Policía» al tiempo que «le aseguró que tenía contactos en la Policía y la Guardia Civil».

Un portavoz de Rajoy admitió ayer que el líder del PP avisó a la presidenta madrileña de que Lapuerta tenía información sobre «datos y rumores» que afectaban a González y Granados. «Pero nunca vio un dossier ni un informe», apuntó esta fuente, que no recuerda la fecha en la que se produjeron los hechos, aunque asegura que no fue en 2008, como afirma el diario madrileño.

Fuentes de la Comunidad de Madrid también explican que la información que esgrimió Lapuerta estaba apuntada en un único folio que exhibió al vicepresidente, y ratifican que todo ocurrió en 2006, antes de las elecciones generales y cuando el líder del PP y la presidenta madrileña todavía disfrutaban de una buena relación.

Cambio de foco

La evolución del escándalo del espionaje en Madrid tiene despistados a la mayoría de los dirigentes del partido, que no alcanzan a comprender quiénes son los espías y quiénes los espiados. Sin embargo, han visto con claridad cómo en los últimos días cambió el foco de la pugna interna. Aguirre insiste en que ella es la víctima de la trama y sostiene la tesis que defiende su gobierno desde el primer momento: todo es una operación política contra ella. «Yo en esto me siento una víctima, políticamente van a por mí», dijo ayer.

Si el caso empezó como un aparente enfrentamiento entre Aguirre y el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, las acusaciones amenazan ahora al propio Rajoy y a la cúpula del partido porque Lapuerta no sólo es hombre de confianza del presidente, sino el depositario de todos los secretos de la organización.

José María Aznar lo puso al frente de las finanzas en 1990 cuando fue detenido el entonces tesorero Rosendo Naseiro, acusado de financiación ilegal del partido. Rajoy lo mantuvo en el cargo hasta que en 2004, a petición de Lapuerta ya octogenario, preparó su retirada.

El hasta entonces diputado por Madrid no se presentó a las elecciones y se puso en marcha su relevo a fin de que le sustituyera el que entonces era gerente del PP, Luis Bárcenas, aforado por su condición de senador por Cantabria. Pero en el congreso de octubre de 2004, Rajoy apostó por la continuidad también en la tesorería y pidió a Lapuerta que siguiera.

Cercano ya a cumplir los 90 años, el tesorero decidió irse en el pasado congreso de Valencia, celebrado en junio de 2008, y todo estaba previsto para acometer allí el relevo. Sin embargo, tras denunciar a Rajoy que estaba siendo espiado -por personas a las que el diario El País identifica con funcionarios de la Comunidad de Madrid-, Lapuerta anunció su dimisión sin esperar al cónclave.

El ex tesorero del PP comunicó su renuncia cuando se daba por concluida la reunión del tormentoso comité ejecutivo del 2 de junio, en el que los dirigentes críticos debatieron abiertamente con Rajoy y sus partidarios. El vicepresidente de Madrid y número dos de Aguirre estuvo especialmente duro y desabrido con la línea oficial y denunció «el relativismo, el oportunismo 'cortoplazista' y acomplejado, y el tacticismo» que atribuyó a la nueva línea política del partido.

Visiblemente irritado por estas palabras, Mariano Rajoy pidió prudencia a todos en sus declaraciones. Además, deslizó en su última intervención un comentario que los miembros de la ejecutiva identificaron como una respuesta a González cuando dijo que «después de más de veinte años en la Administración, nadie ha podido decir de mí que he gestionado mal los recursos públicos».