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Sociedad

El proyecto Obama

Uno de los aspectos que han identificado y destacado a Barack Obama es que cuenta con un programa claro en cuanto a la ciencia y su promoción. Es un hecho que pese a la preeminencia científica del país, los alumnos estadounidenses se desempeñan peor en asuntos científicos que la mayoría de los 57 países más desarrollados, situándose en 29º lugar en cuanto a Ciencia y en 35º en Matemáticas, muy por debajo de líderes como Finlandia, Corea, Japón, Liechtenstein y Holanda.

M. J. S.
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Ante ello, Obama ha planteado en su proyecto la necesidad de asegurarse de que todos los niños de las escuelas públicas estén equipados con las habilidades necesarias en esas disciplinas para tener éxito en la economía del siglo XXI. Se propone así fortalecer la educación matemática y científica en general, incentivar el aumento de titulaciones en Ciencias e Ingeniería y aumentar la presencia de las mujeres y las minorías étnicas en el mundo científico y tecnológico. Pero la propuesta más revolucionaria de Barack Obama es, precisamente, la más solicitada por los científicos de todo el mundo a sus gobiernos: más recursos, más inversión que a la larga, sin duda alguna, rendirá beneficios a los países que se comprometan con ella. En concreto, el presidente entrante propone duplicar la financiación de la federación para la investigación básica en Ciencias.

Barack Obama se propone igualmente mantener a Internet como un espacio abierto y neutral, y aprovechar las nuevas tecnologías para «llevar al Gobierno (de Estados Unidos) al siglo XXI» mediante el uso de la tecnología, obteniendo ahorros, mayor seguridad y mayor eficacia, echando mano de los elementos que ya están disponibles.

Pero, sobre todo, Barack Obama ha afirmado que «las buenas políticas en Washington dependen de sólidos consejos de los científicos e ingenieros del país», y se ha comprometido a «restaurar el principio básico de que las decisiones de gobierno deberían basarse en la mejor evidencia científicamente válida que tengamos disponible y no en las predisposiciones ideológicas de funcionarios de dependencias o personas designadas políticamente». De este principio, ciertamente, podrían beneficiarse numerosos gobiernos que cierran los ojos a los hechos para servir a sus convicciones, por irracionales que puedan resultar.

Estas propuestas le ganaron a Barack Obama el apoyo electoral de 60 científicos galardonados con el premio Nobel en la carrera electoral. Entre las muchas expresiones de idealismo y capacidad de soñar que evidentemente ha logrado despertar entre sus simpatizantes, ésta no es la menos importante, sobre todo porque el liderazgo de Estados Unidos y su fuerza política sin duda influirán en la forma en que otros gobiernos, sintonizados o no con la visión de Obama, enfrenten sus propios problemas y necesidades en el terreno de la ciencia y la innovación.