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El afán de superación ha llevado a muchos discapacitados a realizar auténticas proezas
Actualizado:Noriega, Valbuena y Villalón no están solos. Forman parte de una larga serie de personas que han convertido la superación en el objetivo de su vidas y que han conseguido convertir sus discapacidades en el origen de auténticas proezas. Para Hilary Lister, navegar es «entrar en otro mundo. ¿Es como volar!». Esta inglesa de 37 años es tetrapléjica a causa de una enfermedad degenerativa. En 1995 sus piernas dejaron de moverse. Perdió el control de los brazos en 1999, cuando estudiaba el doctorado en la Universidad de Kent. Lejos de rendirse, en 2003 decidió dedicarse a la navegación. Dos años después, se convirtió en el primer navegante tetrapléjico en solitario que atravesaba el Canal de la Mancha. En 2007 rodeaba la isla de Wight. El año pasado intentó navegar alrededor de las Islas Británicas y si no lo consiguió fue a causa del mal tiempo. Lister pilota su barco adaptado mediante unos mandos especiales que maneja con la boca.
El del motorista catalán Isidre Esteve es otro caso ejemplar. Entre otros logros, participó en varias ocasiones en el Rally Dakar, en el que alcanzó el cuarto puesto en dos ocasiones. Pero el 24 de marzo una caída en competición le causó la rotura de dos vértebras y lo dejó paralítico. Un todoterreno especial y, sobre todo, las ganas de seguir luchando le han devuelto a la competición. Esteve participó en la última edición del rally Dakar, que logró concluir en el puesto 71.
La vida de Serafín Lizoain, más conocido como Serafín Zubiri, da para escribir un libro sobre la superación personal. De hecho, el cantante, pianista y compositor navarro imparte conferencias sobre la cuestión. Entre disco y disco, el músico pamplonica ha escalado el Aconcagua, el Mont Blanc y el Kilimanjaro. Desde 2005 vicepreside la Federación Internacional de Deportes para Ciegos.
Los ejemplos son innumerables. El británico Tom Whittaker perdió la pierna derecha en un accidente de coche. En 1998 se convirtió en el primer discapacitado en alcanzar la cima del Everest, tras una odisea. El estadounidense Erik Weihenmayer, ciego, llegó a la misma cumbre el 25 de mayo de 2001.