Algunas paradojas
Las paradojas de la actitud estadounidense hacia la ciencia están ejemplificadas por dos fenómenos que son expresión de conflictos recurrentes.
Actualizado: GuardarDe una parte, los movimientos religiosos creacionistas que pretenden desvirtuar, cuando no expulsar de las aulas, los conocimientos reunidos por la Biología evolutiva en los últimos 150 años porque consideran, basados en su interpretación literal de la Biblia, que contradicen la verdad revelada y por tanto deben ser combatidos e incluso prohibidos. Ejemplo temprano de esto fue el famoso Juicio Scopes de 1926, donde un profesor de Instituto decidió desobedecer una ley que prohibía enseñar las teorías no bíblicas del origen de las especies en escuelas públicas. El caso dio origen a una obra de teatro que fue llevada al cine con el título Heredarás el viento, con Spencer Tracy y Fredric March.
Por otra parte, cuando las visiones de la ciencia se oponen al desarrollo económico y al bienestar de la industria y el comercio, suelen verse bajo asedio cuando no simplemente despreciadas. La negativa gubernamental y social a reconocer la relación que se había hallado entre el tabaco y el cáncer de pulmón es uno de los más claros ejemplos, como lo ha sido recientemente la negativa de los presidentes William Clinton y George W. Bush a ratificar el Protocolo de Kyoto para la reducción de la emisión de gases de invernadero, y el movimiento ideológico que pretende negar sin someterla a análisis la observación científica de que existe un proceso de cambio climático y que la actividad del hombre a través de la emisión de gases de invernadero es al menos en parte uno de los factores que están provocando o acelerando dicho cambio.
Pero hay un tercer factor, un temor a «saber demasiado» y a «jugar a ser Dios» que el científico, escritor e inmigrante Isaac Asimov caracterizó como «el complejo Frankenstein», y que permea la cultura popular estadounidense, la máxima promotora de la idea del «genio malévolo» y el «científico loco» que generalmente quieren «apoderarse del mundo». La caricatura de una parte revela percepciones sociales y de otra las refuerza, agudizando las contradicciones de la sociedad estadounidense ante la ciencia y los hombres y mujeres que la hacen.