La Paz es el comienzo
Escribo estas líneas en una tarde lluviosa de enero, fría de calles e intemperies, azotada por una lluvia y un viento persistentes. El invierno está encima como una presencia repetida y cíclica, con sus mañanas oscuras y sus tardes cortas. Llueve sobre un Jerez en el que las tardes luminosas de un abril presentido son un lejano horizonte de deseo. En este invierno jerezano, cuando enero vuelve la esquina de su última semana, las dulces, amorosas y blancas manos de una doncella intacta de Nazaret que se llama María, están ofrecidas un año más en solemne ceremonia de besamanos, por la vieja collación de San Marcos. Mientras estas líneas ven la luz de mi pantalla, aun falta tres días para la cita, para el reencuentro. Cuando ustedes lean estos pensamientos, Ella estará esperándonos a todos para ir a verla, para besar esas manos que apenas hace un mes han cobijado a Cristo recién nacido en la humildad de Belén de Judá, las mas pequeña de todas las poblaciones, pero la mas grande a la vez. Son las manos que acunaron al Redentor, las que lo levantaban del suelo cuando siendo Niño caía, las que se crisparon de dolor en el Gólgota una tarde en la que los cielos se abrieron y el velo del Templo se rasgó de punta a punta. Las manos puras y limpias de la más Pura y Limpia que los siglos conocieron. Ella estará, como siempre, con la mirada recogida y la humildad a flor de piel, esperándonos a todos, sin hacer distinciones, sin mirar a quien, alegrándose con cada hijo que va a verla. Porque Ella, lleva un nombre santo que es emblema y programa para el mundo: PAZ Y CONCORDIA. Con el besamanos de la Paz comienza el camino precuaresmal que todos anhelamos, y con ello, quizá no se aventurado pensar que tampoco sea casualidad, sino símbolo, el hecho de que todo vuelva a comenzar con la Paz. Porque si su besamanos es el comienzo de los gozos, su advocación nos recuerda y nos urge a una tarea fecunda e incansable.
Actualizado: GuardarTransitar ese camino de los gozos cofrades con la Paz como bandera. Porque si en nuestra Cuaresma personal no germina la Paz de Cristo, habremos perdido el tiempo; Si en nuestros quinarios cuaresmales no fructifica la Paz entre los hermanos, y dejamos pendiente la tarea de la Concordia, habremos perdido el tiempo; si en nuestras igualás y ensayos no florece la paz, si en nuestras trabajaderas no anida la concordia, si en nuestro esfuerzo no empujamos hacia arriba la paz inaplazable con el hermano que comparte sudor y entrega, habremos perdido el tiempo; si en nuestros almuerzos y convivencias de Hermandad olvidamos a los que de verdad deben de ser llamados a la mesa compartida, habremos perdido el tiempo; Si nuestras túnicas nazarenas rescatadas de los armarios y arcones no sirven para recordarnos la inaplazable tarea de no dejar pendiente el abrazo con el hermano, habremos perdido el tiempo; si nuestros altares de cultos no son el símbolo de que nada tenemos pendiente con el hermano, de nada servirán su belleza o grandiosidad, puesto que dentro de nuestro corazón vivirá nuestra enemiga la guerra; y si estamos en guerra con alguien o contra alguien, habremos perdido una cuaresma mas, una Semana Santa mas; si nuestras cofradías en la calle, nuestros cortejos, la belleza sublime de nuestra forma de ver la Pasión no son símbolo y fuente de Paz, habremos perdido el tiempo; Hoy es un Domingo en el que todo vuelve a comenzar, porque la Paz de San Marcos nos lo anuncia en la mansedumbre de sus manos, ofertorio de amor y de Paz. Si Ella es el comienzo de nuestros sentires, que sea también un buen comienzo para hacer de la Hermandad y de la vida cofrade un espacio de Paz y de Concordia.
Aaaa.