Favreau baja del avión en Montana en la campaña. / AFP
MUNDO

Palabra de presidente

Jon Favreau, un joven de 27 años, es quien ayuda a escribir y editar los discursos del nuevo dirigente

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando Barack Obama subió al estrado para pronunciar su discurso de investidura el pasado martes pocos tenían dudas de que sus palabras volverían a sonar claras y convincentes y que sus dotes de gran comunicador, forjadas durante las interminables elecciones primarias, volverían a cautivar a millones de personas. Luego vinieron dieciocho intensos minutos donde mezcló tiempos difíciles con esperanza o ideales americanos con una propuesta menos agresiva del papel de EE UU en el mundo: «En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falso que haya que elegir entre seguridad e ideales... Por eso, a todos los demás pueblos y gobiernos que hoy nos contemplan, desde las mayores capitales hasta la pequeña aldea en la que nació mi padre, os digo: sabed que EE UU es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo».

Estas palabras, pronunciadas con gran convicción por el político afroamericano en la fría mañana de Washington, llegaron probablemente al corazón de muchos como unas de las más emotivas de su discurso. Pero lo que no era tan conocido es que todo lo que dijo Obama, hasta la última coma de su alocución, había sido escrito por Jon Favreau, un joven de 27 años, del que el presidente gusta decir que «me lee el pensamiento». Y como memorizar textos no es tarea fácil para casi nadie, el líder demócrata se ha hecho además todo un experto en leer en el telepronter con naturalidad pasmosa.

Durante la campaña electoral, Favreau ayudó a escribir y editar la mayoría de los memorables discursos que cualquier candidato presidencial haya pronunciado en la historia reciente. Tras la victoria de Obama fue uno de sus primeros colaboradores en obtener plaza fija en la Casa Blanca como escritor jefe de discursos. De él se dice que ayuda a dar forma a cada palabra pronunciada por el presidente, aunque los dos han llegado a armonizar tanto que la propia voz de Favreau ha terminado por fusionarse con la de su jefe.

Perfecta sincronización

«Parece un universitario cualquiera y todo el mundo lo llama Favs», comenta Ben Rhodes, un colega que hace lo mismo que él. «Luego te das cuenta que está completamente sincronizado con Obama y que tiene acceso a todo y a todo el mundo. Carga mucha responsabilidad sobre sus hombros», asegura. Especialmente a partir de ahora que Favreau tendrá que lidiar con el día a día de la actividad del mandatario en uno tiempos que no se adivinan nada fáciles.

Hace apenas cinco meses, este elegante joven de pelo corto vivía con seis amigos en Chicago, donde apenas se afeitaba, nunca cocinaba y se quedaba despierto hasta altas horas de la madrugada dándole a las teclas de los videojuegos. Ahora se ha transformado en lo que un amigo denomina «una fuerza política en Washington». Obama se tropezó con él por casualidad hace cuatro años cuando Favreau trabajaba en la campaña de John Kerry. Curiosamente fue el afroamericano quien sedujo al joven escritor cuando, siendo aún un desconocido, sorprendió a todos con su memorable discurso en la Convención Demócrata de aquel año. Con apenas 23 años, Favreau quedó tan impactado por las palabras del senador por Illinois que se aprendió de memoria su alocución.

Obama, que además de buen orador es también un consumado escritor, participa siempre en la elaboración de lo que luego dirá en público, pero sin el trabajo de Favreau sus intervenciones públicas no alcanzarían probablemente tanta intensidad ni sus sencillas oraciones tendrían la fuerza con que suele cautivar a su audiencia.