El puerto de Cádiz recibe dos mil turistas a bordo del primer crucero del año 2009

En el puerto de Cádiz atracó ayer el primer crucero del año 2009. El lujoso Brilliance of the Seas echó sus anclas a eso de las 7.30 horas de la mañana para que los 2.047 pasajeros que se encontraban a bordo fuesen saliendo con cuentagotas después de haber desayunado con su infaltable cámara fotográfica. La mayoría optó por visitar Sevilla y Jerez con excursiones pactadas de antemano para conocer la Giralda y las bodegas jerezanas. Del muelle gaditano salieron cerca de una decena de autobuses, lo que impidió que estos turistas apenas pisasen suelo gaditano. «Nos vamos a Sevilla para conocer la plaza de toros y la Torre del Oro. Vendremos después de comer a probar el vino jerezano», decía sonriendo Laura Ashkey antes de subir al autocar estacionado a pocos metros de la escalinata del buque.

Jill Watkins con su familia también disfrutó de estas excursiones relámpago porque «nos gusta conocer monumentos y Sevilla tiene grandes joyas arquitectónicas», puntualizó al tiempo que sacaba fotografías del puerto.

Alun Burton reconocía que «la breve escala» en la ciudad obliga al pasaje a optar por «una excursión o conocer Cádiz». Sólo unos pocos prefirieron visitar las calles del casco antiguo haciendo uso de las líneas de colores y los planos facilitados en la oficina de turismo de Canalejas para llegar a la plaza San Juan de Dios y la Catedral, dos de los lugares más demandados por los extranjeros para sacar fotografías. Peter Viney, de nacionalidad inglesa, considera que el mayor atractivo de Cádiz son «las estrechas calles adoquinadas del centro con sus balcones y la simpatía de las personas». Y agrega: «Es la segunda vez que vengo, la primera lo hice por motivos de trabajo y ahora me he traído a la familia». Para Michael Brownlow, otro inglés que permanece sentado con su mujer en una terraza de un restaurante en la plaza de la Catedral, lo mejor de Cádiz es «la gastronomía y el clima».

Sin embargo, pocos fueron los turistas que se dejaron seducir por los platos gaditanos y la gran mayoría decidió regresar al buque para almorzar y disfrutar de las inmejorables vistas de Cádiz desde este lujoso coloso.

Algunos, como Keny Alvés y su novio, también preguntaron por el Gran Teatro Falla aprovechando la época de Carnaval. «¿Donde está la plaza Fragela? Queremos conocer dónde se celebran los carnavales», insistía ella a un grupo de jubilados que permanecía sentado en uno de los bancos de la plaza de Candelaria.

Camarotes

Caracterizado por un innovador diseño a imagen de un gran yate, el Brilliance of the Seas pertenece a la privilegiada flota de barcos de Royal Caribbean. En este coloso se combinan a la perfección los amplios exteriores de cristal con un mobiliario y unas telas que respiran sofisticación. Su decoración, de gran elegancia, mezcla la madera con colores sobrios, esculturas y obras de arte contemporáneas, contribuyendo a crear un ambiente de calma y relajación para los pasajeros.

En el Brilliance of the Seas todo es diversión, los viajeros se pueden dedicar a tomar el sol o bañarse en alguna de sus piscinas (una de ellas cubierta), jugar al minigolf o al baloncesto en la pista de deporte, leer un buen libro en una de las bibliotecas o disfrutar de la televisión o del cine en su cabina o en una sala dedicada para ello. Asimismo, por la noche el pasaje puede asistir al teatro con capacidad para 1.200 personas o bien a alguno de los múltiples bares o salas existentes a bordo.

En este buque de lujo existen hasta 21 categorías de cabinas diferentes divididas en cuatro grupos principales: acomodaciones de lujo con vistas la mar, que disponen de terraza privada; camarotes con vistas al mar, departamentos interiores y cabinas con puertas interconectadas ideales para familias. Ademas existe un número determinado de cabinas disponibles para uso de personas con minusvalías físicas y silla de ruedas.

En el Brilliance of the Seas se puede elegir entre 5 restaurantes: desde las especialidades italianas de Portofino hasta el ambiente informal y relajado del Seaview Café, pasando por las cafeterías Lattetudes y el Chops Grille, además del restaurante principal para no fumadores y de dos turnos de comedor. La comida es la habitual que se puede encontrar en cualquier otro buque de Royal Caribbean. El Brilliance of the Seas partió hacia el mediterráneo a las cinco y media de la tarde.

jmvillasante@lavozdigital.es