CAMBIO. Cualquier servicio puede intercambiarse por otro. / SUR
ANDALUCÍA

Tiempo de trueque

Unas 200 personas crean un banco para intercambiar servicios, desde impartir clases de idiomas a realizar labores domésticas o asistencia a personas mayores

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Para aprender a administrar su propio tiempo, reducir el estrés cotidiano y crear una alternativa social al sistema de consumo tradicional, varias asociaciones en Sevilla han apostado por la creación de un banco del tiempo, a los que ya se han unido cerca de 200 personas: un sistema de compensación de servicios en el que la moneda de pago es el tiempo, por lo que todas las actividades que se intercambian tienen el mismo valor. Se trata de promover un sistema económico y de consumo alternativo volviendo al primitivo trueque.

Crear una red de solidaridad mutua entre ciudadanos intercambiando puntualmente su tiempo libre es el objetivo de esta iniciativa social que, a día de hoy, es llevada a cabo en muchos lugares. En Sevilla la Universidad Hispalense fue la pionera en su práctica, a través del Servicio de Asistencia de la Comunidad Universitaria (SACU), con la intención de «acercar entre sí a miembros próximos a la facultad», según indicó la secretaria de la unidad de SACU, Teresa Arévalo a Europa Press.

Con tres años de experiencia, el primer banco del tiempo de la capital es llevado a cabo por la Unidad de Género e Igualdad de Oportunidades de la Universidad, y según Arévalo, comenzó con el objetivo de «liberar a las mujeres de las tradicionales tareas que no son remuneradas», aunque a día de hoy persigue más un fin social igualitario y al que cualquier persona puede acogerse.

Según indicó Arévalo, actualmente hay inscritos 62 miembros que incluyen los servicios que se ofrecen a prestar en la web de la universidad, para luego ser recogidos en un boletín que es remitido a los mismos con todos los ofrecimientos. El contacto entre los usuarios es a nivel personal, aunque una vez recibido un servicio, el tiempo se le deberá al banco, no a la misma persona.

Asimismo, entre las actividades más comunes que se intercambian destacan los servicios de docencia, como clases particulares o apoyo al tratarse de un ámbito académico, labores domésticas, asistencia y compañía o incluso clases de Pilates, Taichi o masajes. Se trata de «crear una red de solidaridad entre las personas que quieran intercambiar su tiempo libre», concluyó Arévalo.

Imaginación

Del mismo modo, la Asociación Enjambre sin Reina capitanea en la capital el banco del tiempo del Ecolocal, el más multitudinario, con 120 personas inscritas, según declaró a Europa Press uno de los voluntarios que se encarga de sacar el proyecto adelante, David Herrera.

La imaginación es el único límite de los servicios que se pueden ofrecer, desde profesor de idiomas, a clases de cocina, cuidar animales, reparaciones o tareas domésticas, son sólo algunos ejemplos de todas las posibilidades.

También en otras ciudades andaluzas se han instaurado recientemente Bancos del Tiempo, como es el caso del de Jaén en el que participan la Federación Provincial de Asociaciones de Discapacitados Físicos de Jaén (Fejidif) y está impulsada con la colaboración directa de la Concejalía de Participación Ciudadana, la Universidad Popular Municipal (UPM) y la Agencia Andaluza para el Voluntariado; el de Córdoba, regentado por el grupo de Córdoba Acoge, o en Jerez, en las manos del Centro de Acogida de Inmigrantes (Ceain).